Wednesday, December 4, 2013

olivas en la niebla



Quizás andábamos desorientados por la vorágine de los últimos meses, hasta el punto de perder de vista la estación en la que acabábamos de entrar. Habíamos celebrado el amor en manga corta, el último fin de semana de octubre.
celebrando el amor: con saltos de alegria.
celebrando el amor: con bigote y cava.



Ilusionados, ligeros.

Sin embargo, y por más camuflados que nos creyéramos en esta discreta furgoneta que se escurre por carreteras y caminos, las nieblas vendrían tarde o temprano a nuestro encuentro.

Nos escapamos de Barcelona un viernes sin habernos preocupado mucho de las últimas noticias.








“Las temperaturas caerán bruscamente a partir del jueves y nevará en el norte”
El frío alcanzará su mayor intensidad el fin de semana.

”Alerta en 10 comunidades del noroeste por temporal y oleajes”
Alerta naranja por rachas de viento de hasta 110 kilómetros por hora.


nada mas llegar: el Montsant en la niebla. 

Y bien, este fue nuestro primer encuentro con la niebla en la Serra del Montsant...

al día siguiente: el Montsant en la niebla.

Dicen que el aire húmedo que lleva consigo la marinada se ve obligado a subir en dirección NE por la Sierra y una vez allí se condensa dando lugar a una niebla que parece estar literalmente pegada al paisaje, densa como un puré de patatas...


el tercer dia: el Montsant en la niebla.
Empapados de optimismo, nos tiramos a otras actividades lúdicas. Visitamos hasta centros de interpretación con la esperanza de encontrar alguna respuesta.

el cuarto dia: almendros del Montsant en la niebla.

Entendimos que acababan de recoger las almendras y dedicamos una tarde a recoger las últimas olvidadas en los árboles del borde del camino, the wild wayside.

Aprendimos que las aceitunas de según qué variedad se recogen la primera semana de diciembre y observamos que en algunos campos ya las habían recogido (quizás antes de tiempo por la llegada de la temida ola de frío?).



recogiendo almendras de nadie... en la niebla.
Nos llenamos un hatillo de aceitunas (de olivos silvestres se entiende, en terreno de nadie, por aquí y por allá) y nos buscamos nuestra primera receta de salmuera. Más o menos, eso es lo que hicimos con el tema aceituníl:

nuestra producción de aceitunas de nadie.

 - durante 15 largos días, se dejaron las aceitunas en remojo, cambiandoles el agua dos veces al día.

 - al cabo de estos 15 días, se pusieron en agua con sal durante 3 días mas.

 - luego, se les preparo una rica salmuera de la manera siguiente: en mas o menos 3 litros de agua hirviendo, echamos a ojo unos 250 gramos de sal, 3 dientes de ajo, 2 hojas de laurel, una ramita de romero y unos tronquitos de hinojo.

 - se pincharon las aceitunas con un tenedor, antes de ponerlas en botes de cristal grandes, llenandolos a los 2/3 y completandolos con la salmuera caliente.

 - finalmente, estos se dejaron - cerrados y protegidos de la luz - unos 3 meses. Se abriran en febrero y hablaremos en su momento de los frutos de nuestra labor.

Así, pues, pasaron unos días

Dicen los lugareños que una vez instalada la niebla no se mueve de allí en semanas. Entonces pensamos: “si la niebla se ha quedado atrapada en este lado de la Sierra, quizás el otro lado está soleado y calentito..!” “vámonos a Margalef!” Dimos la vuelta a las montañas por el Sur.

En Margalef, ni un alma.

el bonito pueblo de Margalef y su encantador entorno natural... en la niebla.
No es que sea imposible subirse por las paredes con el tiempo que hace en otoño. Es éste el de las nieblas, las lluvias y el frío, amen.

Tuuut... Tuuuut... allô, M.? Oui, c’est Futuna ici… et biiiin… il fait comment la-bàs, il pleut? ah, non? bin écoute… hum…


continuará (en Selgua)...

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