Saturday, July 9, 2016

Hortraveling! s02e04 "voilà, c'est fining..."

"on va pas s'dire au revoir, comm' sur le quai d'une gare" - J.-L. Aubert



un pie de Cynara scolymus, un año y medio, tres alcachofas pero ¡Ford, que ricas!
"Fue entonces cuando decidimos avisar a la propietaria, poner nuestras cosas en cajas y llevarlas a unos amigos queridos para que nos las guarden, fer dues motxiles i un farcell, dejar el piso e irnos a dar una vuelta hasta donde llegásemos. ¡Y lo haremos! Bueno, estamos en ello... Mientras hablamos de ello, ya queda menos. Miren: las obligaciones y el alquiler del piso se acabarán en algún momento entre principios y mitad de julio, las cosas encontrarán su lugar en casas ajenas en el mismo plazo de tiempo (¡por cajones!) y las mochilas estarán en nuestras espaldas por el día 20 del 07. Ya es oficial la fecha, así que se la pueden apuntar en rojo subrayado en las libretas. En resumen: pues, poco más, la verdad. Fueron dos meses de mucho sol y mucha lluvia, algo de escalada y sobre todo mucho trabajo... Dos meses de poco huerto, pero dos meses de avanzar mucho - a pesar de los pesares - con estos planes nuestros de evasión, de mochileo y de fin del mundo..."

Eso es: de repente, fue junio y poco después, nos pilló julio algo desprevenidos. Lo que ayer aún se podía recoger, freír con ajo y comer tibio con una ensalada de tomate, de repente se hizo mayor, como para dejarnos claro que se nos había pasado el arroz. Hermosa flor, eso sí. Pero si cuentas que, de las cuatro alcachofas que nos dio el pie que plantamos en marzo del 2015, una se nos escapó: una de cuatro - como hay que remarcar para parecer listo en reuniones de trabajo, ¿o era al revés? - es un 25% de la cosecha que dejamos pasar. Pero también es la promesa de muchos más alcachoferos brotando y pululando por allí, para el máximo disfrute de los próximos inquilinos de la gendarmerie. Nosotros nos alegramos un montón para ellos, ya que no estaremos para recoger lo que quiera crecer en la temporada 2017. ¿O sí? Pero seguramente no. ¿Y quién sabe? Nosotros no, al menos... 

cuando tu propia alcachofa te está echando en cara que se te ha ido la primavera...
Entre currar desde casa, ir a Manchester (más curro), pasar por Barcelona (curro todavía) y volver a casa a acabar con el curro, preparar la mudanza, organizar la gran escaqueada y despedirnos de l'Ariège, entenderán que el proyecto hortraveling haya quedado un poco abajo en la lista de prioridades y de cosas para hacer antes del 20 de julio. Un día solo tiene 4 manos y nosotros 48 horas al día, o algo del palo - entre los dos, digo. De poco sirve, entonces, intentar darles información factual y útil acerca de un huerto del que no hemos podido ocuparnos en estas últimas semanas. Nos da entre vergüenza y pena, pero es lo que hay. Hubo días de soñar con tener tiempo, hubo días de sentirnos culpables por estos verdes brotes y tiernas frutas que abandonamos sin mirar atrás; hubo días de soñar con el próximo huerto, escuchando a la Buika y su triste, pero muy sabio "por eso muchacho no partas ahora, soñando el regreso"... Vale, ya está de fingir la culpabilidad. También (y sobre todo) hubo muchísima ilusión por lo que se avecina, así que sin darle más vueltas, les presentamos los protagonistas de nuestro verano, de nuestro otoño, de nuestro invierno y, si Ford quiere, de nuestra primavera también: los mochilotes Un(t)raveling, colección 2016-2017. Esta vez al final, nada de furgonetas, nada de casa rodante, nada de confort moderne ni de standing con motor de combustión interna. A pata nos vamos, al estilo caracol y con transporte público, eso sí.

1- la mochilita de Futuna:
el equipaje de Futuna, en plan "te lo muestro todo"; la ropa que falta por meter; el producto acabado pero con funda a parte.
Introducing, de izquierda a derecha y más o menos desde el fondo hacia delante: mini-tienda de campaña McKinley (Arium, "2" plazas, 1,1 kg), esterilla thermarest, plumas 4 temporadas McKinley (voy a pedir que me patrocinen!), mosquitera impregnada, cojín inflable* revestido con un buff para el cuello; funda de vivac prehistórica de cuando Wallis iba a la UEC y bolsita (con varios cargadores, frontal Tikka de Petzl, corta-uñas y cosas del estilo); mini-cámara de carretes Olympus mju II, tupper-farmaciola; maquinilla; bolsa para pasaporte y dinero; par de gafas de recambio (los miopes muy miopes lo entenderán); carrito ultra-ligero y plegable (encontrado en la calle en Barcelona dos semanas antes de irnos en plan "pídeselo al universo"; creemos que nos servirá para arrastrar cosas y cansarnos menos, tot i que será fácil de regalar si no sirve tanto como molesta...); bolsa para zapatos; sábana térmica Sea to summit; maravilloso kit de cocina Trangia (regalado por U. y L.); cuaderno de viaje hecho a mano por Wallis; UN libro para estos meses y estos muchos kilómetros (tenía que ser largo y díficil, por lo que elije "L'idée de justice" d'Amartya Sen, que se resistió ya a varios intentos); toalla de microfibra; camelback 2 litros; kitchen sink Sea to summit (otra vez!); candado y un cable antirrobo; cantimplora litro y medio; lampara de LEDs recargable con dinamo; bol y taza; botella termo de un litro; alcohol de quemar para la Trangia; fantástica funda cubre-mochila Ferrino que dio la vuelta al mundo varias veces entre mis viajes y los de amigos a quienes se la presté.

la bestia cargada y el carrito, implorando: "no me la pongas encima".
Todo esto dentro, encima y alrededor de una irrompible mochila Lowe Alpine (Apalachian 65+15 litros, no la hacen desde hace 10 años ya) que me ha acompañado a todos Laos... Ja ja! Importante comentario aquí: los links están aquí para hacer bonito. Que compren cosas o no, no ganaremos un duro y no queremos ganarlo tampoco: son productos que usamos, que hemos probado y comprabado, así que los podemos recomendar sin el más mínimo conflicto de interés. Solo falta la ropa: jaqueta impermeable; gorro de lana hecho por Wallis; pantalón grueso y otro ligero de estos tan elegantes con cremalleras que se hacen shorts (ambos de McKinley...); wind-stopper McKi... (¡madre mía!); mallas y bañador; camiseta térmica Odlo; 1 de manga larga de algodón; 2 de manga corta y 1 de tirantes; ropa interior mínima (4 pares de calcetines, 3 calconcillos, 1 par de calcetines gruesos para el frío) en bolsa de compresión; foro polar; 1 par de Keen y 1 par de botas ligeras Patagonia. La mochila completa debe pesar unos 12-13 kilos y eso que aún le faltan agua y comida para llegar a los 15-16 que supongo habrá que cargar de promedio. No encontramos balanza todavía para confirmarlo, pero es el peso típico que dice "Oh, no" cuando la levantas, pero una vez en la espalda, te resignas y caminas...

2- la de Wallis: apenas más razonable, lleva en el mismo orden (arriba-abajo e izquierda a derecha): bolsa de compresión para la ropa interior; desodorante; crema solar; mini-ducha solar xxs Sea to summit; toalla de microfibra; necessaire; tupper con jabón y champú sólido Lush; insecticida con DEET; banda Vettrap 3M (va bien para todo); frontal Tikka de Petzl (la irreemplazable); Opinel; brujula; cuaderno número 1; cantimplora 1 litro; esterilla Thermarest; mochila Millet 55+10 litros; la misma funda Ferrino, pero nueva; plumas 4 temporadas; manta térmica; funda de vivac Salewa; sábana interior Sea to summit; tupper-farmaciola; 1 rollo de papel de water; par de guantes; UN libro (¡tras una dura batalla y un no menos duro regateo! "Un adivino me dijo" de Tiziano Terzani); también cabe mencionar una hermosa libreta de viage (la número 2) hecha a mano y que está tan bien guardada que ni la veo en la foto.

el equipaje de Wallis en modo listo pa' empacar, en un piso listo pa' dejar.
Por lo demás, se lleva algo más de ropa (aunque al final muy poca) y se lo agradeceré cada vez que aparezca con una muda nueva por allí el fin del mundo; gorrombrero de fieltro y super châle regalado por la encantadora E.; jaqueta de montaña como Ford manda, larga y que abriga (regalo de la madre de nuestro querido M., por eso lleva el super-chulo "Secours Alpin Valdôtain" en el pecho); un par de sandalias ultra-ligeras Croc's y un par de botas ligeras LaSportiva (recuerdo de la Val di Fiemme: compradas en el Factory Outlet de allí las Dolomitas, están hechas en... RDPC! vaya vergüenza para la marca). Y casi me olvidaba: una mochila de día ultra-ligera Simond, que sabe desaparecer en un bolsillo y de la que el crack G. nos hizo tan bien la promoción que no pudimos no llevarnos una de prueba por allí... En cuanto al peso de todo esto, debe rondar los 10 kilos, o bien no llega o está por encima, justo justito. Lo que ya está bien para lo que las vamos a llevar cada día o casi... Modo caracol: ¡On! En el carrito se ajusta otra mochila pequeña Simond, más clásica, donde pondremos comida y agua, la compra del día, algunas cosas pesadas si las queremos arrastrar o abandonar en un locker room, etc. según necesitemos. Llevábamos semanas hablando de algún tipo de cosa con ruedas: tal vez el típico "trolley", equipaje de mano de avión para arrastrar (pero los odio con mi alma por el ruido que hacen ploploploplo y porque las ruedas suelen ser tan pequeñas que dejan de rodar a la primera de cambio y entonces se vuelca o se cae o se encalla. Aaargh! En ocasiones, llegamos a imaginar en voz alta el carrito ideal para podernos descargar peso de las respectivas y dolidas espaldas, de las características que debería tener, de cómo debería ser: metálico, ligero, plegable, con ruedas lo suficientemente grandes para aguantar carretera asfaltada, discreto, robusto... Y al llegar a Barcelona una tarde, tras aparcar por Guinardo, en uno de nuestro lugares secretos donde dejar el vehículo para largas estancias, bajando la calle más empinada de toda la ciudad condal, lo vimos: nos esperaba al lado de un contenedor de basura, entre un triciclo de plástico roto y una estantería Billy de Ikea. ¡El carrito perfecto! ¡El que veníamos soñando desde hacía semanas! Puede que lo abandonemos a los cuatro días, pero no podíamos NO llevárnoslo, está claro. ¡Venga!


la magnífica, hiper-práctica e inimitable Trangia regalada por U. y L.: desplegada, a medias, casi recogida y lista pa' guardar! 

Conclusión: hay planes de caminar, de hacer trekking o senderismo (como quieran llamarlo), planes de camping y vivac. También hay planes de encontrar algo de playa. Habrá un verano y un otoño por zonas temperadas y habrá también un invierno para el que, esperamos, ya habremos llegado a lugares de clima más tropical. Y sino, pues, pasaremos frío, compraremos jerseys de lana o espabilaremos. No está del todo claro el itinerario y si bien tenemos ya un par de visados, billetes y fechas definidos, queda mucho por inventar (así que ya veremos y compartiremos los más y los menos del equipaje, lo que faltó y - ¿sobre todo? - lo que sobró). Al fin y al cabo, es lo más divertido del viajar: hacerlo paso a paso y decidirlo sobre la marcha. Además, nuestra filosofía al empezar con Un(t)raveling era justamente eso: vivir el día a día donde y como sea, intentando mantener la misma mirada. Se trata de no separar la rutina del aquí: sedentarismo, trabajo, hogar, con la evasión del allá: viaje, vacaciones, ocio. Se trata de intentar vivir y recibir todo lo que se presenta como parte de un mismo recorrido; de un largo viaje que cada uno empezó hace algo más de 35 años y que empezamos juntos hará cinco ahora. Si quieren seguirlo, nosotros lo iremos compartiendo como compartimos desde el 2013: con días de sol y días de lluvia, en furgo, por el huerto o a pie, en inglés, en castellano y en francés (hasta que sepamos otro idioma para abrirnos al mundo...). Pero me estoy adelantando, ya que todavía estamos "en casa" por unos días, saboreando el verano ariégeois y soñando - mira que bien - ¡con vacaciones!

- ¿Soñando con qué? Pero: si acabas de decir que no se trata de vacaciones!
- Que ya lo sé. Bueno, solo era una manera de hablar...

las mochilas Un(t)raveling con sus fundas de conjunto, listas para emprender el camino - más listas que nosotros, incluso...

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* a los fans de upcycling y de recuperar cosas, les encantará saber que mi cojín inflable de furgo y de viaje es... la bolsa de plástico de un cubo de vino de 5 litros: dentro del cartón, hay esta vejiga de plástico con un grifo que es verdaderamente maravillosa: una vez bebido todo el vino, se enjuaga, lava y seca bien. Se puede usar con una funda o tela como cojín de viaje, no pesa nada y ocupa menos aún. Pero si hace falta, se puede llenar de agua en cualquier fuente o grifo y dar una reserva de agua potable de 5 litros, no muy cómoda de aguantar pero que no pierde y tiene un grifo muy práctico... eso sí: las primeras semanas, si la aflojas un poco antes de dormir, llena el aire de un olor a vino tinto que da gustito...

2 comments :

  1. Oh! Wallis i Futuna! Just acabo de desfer una motxilla semblant a la vostra... Espero que us estigui anant tot molt bé, us aniré seguint :) Penso en vosaltres <3

    Bustins G. P.

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    1. oooh! la Bustins G.P., quina iluuuu! nosaltres molt bé... amb molt pluja peró molt bé ;)
      intentarem contar cosetes al blog ben aviat, peró costa una mica seure al ordenador... petonssss

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