Saturday, November 18, 2017

home(t)raveling: semanas 19 y 20

¡tocando madera!

Eso es: tocando madera. Llegados a mediados de noviembre con la fleur au fusil (como dicen al norte del pirineo) o com un parell de bledes assoleiades i amb el lliri a la mà (como dirían al sureste del pirineo), sin estufa ni ventanas en la salita, hubo un momento en el que empezamos a cuestionar con legítima preocupación el realismo de nuestra planificación de la obra. Pero bueno, nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento y atrevernos nos hemos atrevido aquí: qui no risca no pisca!
el cal-cáñamo casi seco, la nevera en su sitio con sus estantes, la pared pintada
y el suelo limpiado unas 10 veces ¿qué faltará pues? tal vez un buen par de venta...
El objetivo (aparentemente razonable de antemano) de tener el espacio de la planta baja acondicionado - con cocina montada y demás cosas ya listas, además - se desvaneció ante la cruda (y bien fresquita) realidad. Otros dirían que se estrelló contra el paredón del invierno pirenaico. Total: llevábamos un retraso de la ostra y había que inventar un plan B. El frío había hecho una breve aparición a mediados de octubre, mostrando músculos y soplando su gélido aliento sobre el jardín y la gran ruina en la que pretendíamos pasar este primer invierno (y los siguientes, insh'Allah por muchos años). Eso nos llevó, pues, a instalar una estufiña provisional en el hangar, muy a lo basto, para seguir así disfrutando de nuestra cocinita provisional 'de verano' y tomando los desayunos, comidas y cenas al aire libre y con vistas... pero con un bienvenido calorcito y la satisfacción de ver bajar poco a poco la impresionante pila de maderas viejas y trozos de parquet carcomido amontonados en la granja.

Aun así, casi un mes después, ni con estufiña ni con ostras: el piedra-papel-tijera matutino para decidir a quien le tocaría salir de la cama, abrigarse bien y bajar al jardín a hacer el café se estaba volviendo un motivo de crispación, por no decir de feroces discusiones. Hubo entonces que rendirse ante la evidencia y tomar medidas de cortafuego. Instalar la cocina provisional 'de invierno' en los 5 metros cuadrados del recibidor, al pie de la escalera ; preparar e instalar la antigua pica de la cocina en la futura buanderie (lavadero) donde el calentador de agua y donde estas baldosas de barro tan bonitas recicladas de casa de C. & L. ; y sobretodo, ocuparnos de una vez de las ventanas de la salita que llevaban 4 meses muertas de asco, decapadas y firmemente sujetas con sargentos en unos caballetes debajo del hangar, esperando el tuning de doble cristal que les devolvería una segunda juventud... Reconocerán que así es como mejor cumplen con su papel de protección física, térmica y acústica de la vivienda, ¿verdad? ¿hein?

un clásico del DIY un(t)raveling: los muebles de palets! aquí eficaz y robusto, con poco tiempo y un toque envejecido rústico.
Yendo a lo fácil (y tirando pal monte: siempre nos han encantado los proyectos con palets), empezamos con la estructura para recibir la antigua y pesada pica que haría de safareig. Nada complicado aquí: robustos listones de palets, encajes rústicos, anti-carcoma y broux de noix (una antigua y oscura decocción de alguna nuez - oscura tanto por su color como por el misterio de su receta). Pim pam pum, como diría el amigo Gil, y marchando. Una vez hecho esto, y sin muchas escusas para NO empezar con la delicada tarea de tunear nuestras viejas ventanas, decapadas y tratadas con cariño, paciencia y perseverencia por la mayoría de los ayudantes del verano. Pero parecía como si nos retuviese algo. ¿El miedo a cagarla y cargárnoslas, tal vez? Pues podría ser, miren... Decidimos hacerle una pequeña ofrenda a la diosa de la dilación - a.k.a. procrastinación. Verán, con la visita de la Glustins Powers a principios de mes, quitamos la pared de separación (y de ladrillo) entre las dos habitaciones de la planta primera. ¿Será Amor vacui?

máquina infernal en acción ; cubo de serrín al mediodía ; salón tras un cuidado integral (también) ; antes vs. después in situ y sin filtro.

¿Qué mejor momento que este, entonces, para lijar del tirón todo el parquet de la macro-mono-habitación? Pim pam pum nuevamente: fuimos a alquilar la máquina infernal al señor aquel 'tan poco amable pero nos cae a un kilómetro de casa y tiene todo tipo de material super-hiper-mega-pro'. Aquel que nos mira cada vez con cara de "aiiish! estos dos pájaros que van de paletas" o como si fueramos a matarnos con su martillo neumático o yo qué sé. No queremos imaginar el susto que le dará el día que le vayamos a pedir la plataforma elevadora más alta de todas, preguntándole con la máxima ingenuidad donde están el embrague y el intermitente... En fin, esta vez, se trataba de pillar la máquina infernal esa, la que transforma los suelos de madera en serrín fino fino. Nos la dejó no sin recordarnos la suerte que teníamos de podérnosla llevar sin haber hecho reserva telefónica unos días antes. Apenas llegados a casa, le dimos al asunto sin miedo ni reparo: ¡toma! Y el parquet nos quedó fresquito, limpito, clarito, bonito. En una palabra, nuevo.

otra máquina infernal, aunque de un tamaño más razonable...
Al final, hay un momento, chicos, como bien sabe y dice John Rambo, en el que un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer (sic.). Así que una buena mañana de la semana 20, bebidos los cafés con leche preceptivos, sacamos la fresadora y no sin cierto temor, nos dirigimos al hangar y nos acercamos a las ventanas. El objetivo estaba claro: reemplazar la multitud de pequeños vidrios sellados con masilla vieja por un solo vidrio grande, de doble cristal. Pero evidentemente - ¿sino qué gracia hubiera tenido? -, conservando las maderitas y su encantador dibujo retro. Decidimos rebajarlas, juntas con el borde interior del marco por el lado que llevaba la masilla, hasta poder colocar el doble cristal, hundido al máximo sin comprometer la resistencia del marco. Si los vidrios originales eran de 3 mm de grueso, el doble cristal que pensábamos comprar era un "4-12-4" o sea, 2 vidrios de 4 mm cada uno, separados por una capa de gas Argón de 12 mm. Un cacho cristal de 2 cm de grueso y que pesaba más del doble del original. Lo podíamos encargar por internet, procedente de no sé sabe donde, o en una empresa local que lo fabrica a medida en 3 días. Una vez preparada la ventana, comprado e instalado el cristal, nos quedaba preparar y fijarle por encima un marco adicional para sujetarlo en posición. ¿Se entiende? Claro que no... Para esto están las fotos aquí debajo. Nosotros tampoco entendíamos bien bien cómo rayos habría que hacer, ni si funcionaría, ni si los marcos antiguos aguantarían el aumento de peso, ni de cuánto se podía rebajar la madera sin debilitarla demasiado, ni como íbamos a conseguir cortar a una profundidad perfectamente regular, ni si... Etc, etc.  Solo nos falta añadir que la fresadora era para nosotros otra máquina infernal más, cuyo manejo nos resultaba tan familiar como la puntuación en un partido de cricket o la cría del cuy para el consumo, por decir algo. Era como bailar con lobos en la oscuridad - pero sin Björk ni Kevin Costner - y por algo habíamos esperado tanto. Pero, venga, ¡vamos! Tienen aquí todo el (lento y doloroso) proceso en imágenes:

Siguiendo nuestra intuición y aprendiendo a base de equivocarnos, rebajamos primero la ranura exterior del marco y luego, las maderitas centrales cruzadas. Hubo experimentos por si empezar por la horizontales o por las verticales, ya que una vez rebajadas las unas, pierdes el punto de apoyo y la referencia de nivel para las otras. Hubo experimentos de hacer plantillas y carritos para deslizar la fresadora sin perder el nivel. Hubo pases y pases y pases milimétricos para intentar igualar el nivel exacto en todo el marco y para que no estallara la madera, versionando el chiste del tío que le quiere cortar las patas a la mesa y no termina de igualarlas nunca y la mesa acaba a nivel del suelo: momentos en los que "casi estába to' niquela'o y ¡jolines! la maldita tuerca de profundidad de la máquina infernal se aflojó con la vibración y justo se soltó y se comió demasiada madera y ahora hay que volver a rebajarlo todo hasta aquí otra vez".

Pero al final, una vez logradas unas ranuras razonablemente homogéneas y regulares, pudimos atrevernos a medir el tamaño definitivo y encargar los cristales. Fue necesario ir a recogerlos 3 días después con un colchón en la parte trasera del 2c15, sufriendo por si se iban a romper en el trayecto - ya que con lo que nos pretendían clavar para la entrega, ya no salía a cuenta hacer todo eso. Colocarlos bien en su sitio, acolchados con una goma aislante, e ir preparando los marcos adicionales*, colocar y clavarlos tras haberles pasado 3 capas de aceite. Y finalmente, instalar las ventanas y la puerta entre la salita y el recibidor de la escalera, cruzando los dedos para que no se partieran ni se cayeran por su propio imponente peso. Y aquí están, hechos con mucho amor y con muchísimas horas de trabajo. Ahora, cada persona que entra en casa nos pregunta "si sale a cuenta hacerlo en lugar de encargar ventanas nuevas" y respondemos que el total de los cristales sale más barato que el precio de una sola ventana nueva a medida. Y que las horas, las dedicamos porque queríamos hacerlo, aprender y sobre todo salvar las ventanas existentes que nos parecían muy bonitas y formaban parte del alma y el carácter de esta casa, con lo que para nosotros, valía la pena restaurarlas. A pesar de los días (y las noches) de trabajo (en el frío del hangar, con linterna!).

testimonio seudo-artístico de las sesiones de tarde bien tarde, apurando con la luz en el hangar, para acabar los marcos...

Entonces, es cuando nos miran raro y tras unos segundos de silencio, nos suelen decir algo como: "Igualmente, por el tiempo que debéis haber tardado, salía más a cuenta comprar unas nuevas, que además seguro que cierran mejor". Hasta hay quien nos dice que "las de PVC están bastante bien de precio hoy en día y además, puedes elegir el color y no hay que tratarlas ni barnizar ni historias así". Entonces, es cuando sonreímos y cambiamos de tema, porque al final, para gustos - justamente - los colores del PVC. Las mejores salidas a conversaciones un poco awkward en estos tiempos prenavideños, son: "Y qué caprichito tenéis en la lista para el Black Friday?" o "Os habéis enterado que sale el nuevo Star wars a mediados de diciembre? ¿Iréis a verlo?". O bien hablar del lindo gatito de los vecinos que se pasa la vida por el jardín e intenta domesticarnos para su exclusivo beneficio... ¡Malditos gatos!




Y ya está para hoy:
volveremos pronto
con más aventuras
y con el invierno.
Abrazos pa tod@s!
F. & W.


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Claro, nos faltó contar la aventura de no querer comprar cualquier listón de pino importado, porque ya que vivimos en una zona boscosa en la que hay un cerradero en cada pueblo y dinámicas de silvicultura sostenible, nos parecía importante encontrar madera frondosa que fuera bonita y local. También porque al decapar estos palimpsestos de laca grisácea, descubrimos unos marcos de castaño y roble preciosos y nos pareció que se merecían algo a la altura. Fue el cerradero Sanchez, en el pueblo de V., que nos propuso unas tablones de roble viejo bien seco que tuvimos que recortar en listones, lijar y pulir, fresar para ranurar y tratar antes de poderlos aceitar. Mismo tono y misma veta que los marcos, el resultado, para nosotros al menos, valió la pena.


Wednesday, November 1, 2017

Happily celebrating 4 years un(t)raveling!

Four years ago, in November 2013, we started this blog and wrote its About un(t)raveling page, as an intent to explain the reasons why we decided to leave Barcelona behind and hit the road on the TRANSITion!, our (first) home-made camper-van. We were mostly done with working Monday-to-Friday jobs to afford living in a big city, paying high rents, living in a manner that we considered less and less sustainable for us - where "us" means as "individuals", "a couple", "human kind" and even "the planet".

drone view of the "Apero-trapero" giveaway party before leaving!
We used to spend our weekends and holidays outside hiking or climbing and thought it would be nice to do that on weekdays, too. At some point, living in a city was making little or no sense at all (for us). The down-sizing had started a year before, moving into 28 square meters (which is already quite a luxury, let's be honest) and selling/giving away most of our stuff. We also progressively switched to new job options less and less location-dependent, reduced our expenses and general need for money (still a long way to go!), so we would get more free time to do "our" stuff while saving for later whenever possible.

- From that point (November 2013), we've been travelling in our van through Spain, France, Belgium, The Netherlands, Germany and Italy for 15 months. We worked our freelance and distance-jobs from the road (mainly technical translation and project management), wwoofed and helpxed along the way, and visited some friends and family. We wanted to see places and understand how people lived there, in order to - hopefully - get some inspiration. Aaand...

sunny freezy breakfast time before climbing in Mallos de Riglos, Spain.
it was also an excellent excuse to go and climb around! Most of the adventure is documented in this blog, including (read or scroll down the about un(t)raveling section) a comprehensive summary of our living expenses during that time; among other reasons because we got tired to hear: "yeah, living the dream is easy when you're rich", all the time back then, while (it was our decision, of course!) sharing a 5 square-meters living-space on wheels, cooking on a small camping-gaz stove 7 days a week and showering outside with a 1-gallon bucket of warm-ish water during the winter months. So, in the end, no: it's not for rich people as long as you're willing to live a simple life, to work an odd average half-time schedule, to chase free wi-fi and power sockets around, and to resist going to a hostel or café every time you feel cold, wet or your hair is getting unacceptably greasy...

- After 15 months on the road (and a first anniversary), we stopped in the Ariège. It was February 2015 when we found that small and sunny apartment with garden for rent (for 350 euros a month). Our plan was to live there for a year or so – maybe more, maybe less – in order to explore the area and see if it was a place where we'd like to stay longer. We also wanted to see if we could hunt local jobs, make friends and generally find a place we could call home. In a word: building a sustainable and coherent life there. Un(t)raveling places with the TRANSITion! had given us insights and criteria to help us pick an ideal location. So, being both rational and romantic, here's what we found out to make the decision:

1- the Ariège is 1 hour south of Toulouse, in case we need to look for a major scientific or university research pole for work. It's 1,5 hour from most of Futuna's family. In the opposite direction, Barcelona  – with many friends of ours and Wallis' mother – is about 3 hours by car. In case driving is not an option, there's a straight train line linking Toulouse and Barcelona just cruising through the valley and across the Pyrenees, as well as several car-sharing rides every week both South- and Northbound. Quite remote, yet totally connected, isn't it?

the Ariège in spring: "Oh, look! the Pyrenees are white!"
2- the valley is on the North side of the Pyrenees: it receives a lot of rainwater (average 700-1000 mm/year), snow every winter and it's a very green area. Even with the worst predictions for climate change over the next 30 years, there will still be water here! The Mediterranean influence makes the winters milder and the overall amount of sun throughout the year lovely, without raising concerns about the area becoming a desert (unlike most of Languedoc-Roussillon or Spain). The forest coverage is massive: critical resource and moisture magnet.

3- it's a rural area with mostly extensive agriculture and cattle-breeding, with a lot of small, family-run farms: local markets, local food, local currency, resilient communities. While being wild and preserved, the Ariège is moderately touristic: there's plenty of nature to explore hiking or cycling and more climbing in a 40 km radius than we could possibly climb in a lifetime. The sector of “green” (a.k.a “active”) tourism provides opportunities to work (especially speaking foreign languages) and a touristic accommodation business is another long-term option we can consider. Since 2009, about 40% of the province's surface has been declared a Natural Park and is protected as such.

4- last but not least, living is generally cheap and the price of real estate in particular is surprisingly low when compared to other places in France and to Catalunya. Of course, some would reasonably say there's nothing worth high prices, just this big green shithole. But for us, that's pretty much what we're looking for... In the end, if there's a place where we may afford to buy an old ruin and renovate it as our home, it's here and nowhere else!

So, yes: taking into account all the critical factors we had identified, it looked like a highly strategic decision and we really felt like giving it a try! Together with the pleasure to open the windows everyday to see this green, raw and gorgeous place on earth, it was a perfect match!

straight from the garden: 'bull's heart', cherry and 'tiny pear' tomatoes, beetroot, pepper, purple onion and squash.





We did this, and we saw it was good! We first changed the big TRANSITion! camper-van for the 2c15: a tiny, crappy old car, so as to move less and cheaper. We then indulged into a routine of gardening, hiking, climbing, everydaylife-ing and such: Ariège-ing for a year and a half, growing local roots and connections, meeting local initiatives, exploring the villages around in search for an old barn to renovate, discovering local crags and making a nice happy bunch of climbing expat friends. At some point, upon finishing a long-term partnership for remote project management, we felt like doing a reset. We knew we liked it in the Ariège but needed fresh air and healing after tough times (health issues, chronic pain, loss and grieving). We decided to go and un(t)ravel again for a while.

somewhere in Siberia east of Baikal lake, on the mythical Россия train.
So, we down-sized again, packed stuff again, left the appartment again and in July 2016 we left on foot and public transportation, with only two (huge) backpacks and the goal to make it to the end of the world, whatever that meant... Long story made short, we bus-ed and train-ed to Berlin, Varsaw and Riga. Then hopped on a third-class hard-seater Transsiberian train in Moscow and eventually got to Vladivostok, 9.400 km further East. Took a ferryboat to South Korea, then another ferryboat to Japan and kept looking for the end of the world over there... until we found it (check it here)! This is a very nice series on this blog, a beautiful adventure and an amazing 6 months of our lives, starting here.

We came back to France early 2017, only to work seasonal jobs here and there, before returning to our beloved Ariège, dedicated fulltime to look for a place to settle and unpack; which we pretty much found, as you can see in this latest section called home(t)raveling, starting on the very last days of June 2017 and taking us full throttle to this fourth anniversary: November 1st, 2017. Four years ago, we left Barcelona searching for something else, somewhere else. Four years and many many kilometres later, here we are! Interestingly not so far away from where it all started... Happy to be living all this together, enjoying, celebrating everyday and celebrating even more some special days like today. Also learning and growing as a team, day after day after day. And we're very happy we can share all that with you - as much as we manage to keep up with the blog...

the keys to home(t)raveling ; our backyard view from the window for a few years now ; first necessity item: the swing.



everyday is a journey and the journey itself is home!
For many more years of un(t)raveling,
Peace, love and warm hugs to you all!
E. & A. (a.k.a. Wallis and Futuna)