Nada más llegar a nuestro nuevo y querido hogar sedentario y estacional de tArco (el pequeño Arco en el corazón de l'Ariège), nos arremangamos y metimos manos a la obra milenaria de trabajar la tierra para sacar de ella los frutos jugosos de la vida agraria bajo el sol radiante de un estar en conexión con lo terrestre etc etc... ¡Bullshit absoluto! Cuando llegamos a nuestro nuevo hogar sedentario y estacional de tArco, el jardín tenía ESTE aspecto:
el jardín visto desde casa: alambrado de la primera guerra, hiedra que se comió el muro y semillero olvidado en la nieve. |
Al volver de país vasco y salir del invierno (curiosamente, las dos cosas ocurrieron más o menos al mismo tiempo y la nieve se fue cuando el sol empezó a mostrársenos más a menudo ¡milagro de los misterios del universo en la faz de la tierra!), empezamos a rastrillar toda la hierba muerta y la porquería para amontonarlas en un rincón. Luego con una grelinette* amablemente prestada por L. y R., lo aramos todo, quitamos las malas hierbas de un año, preparamos el suelo y armamos las líneas de cultivos. Dejamos un sector sin acondicionar, a lo salvaje, quitándole solo lo más intrusivo: esta zona, la reservamos para sembrar una mezcla de semillas de gramíneas y leguminosas, así como un par o tres de cada planta que habíamos plantado en el huerto.
La idea detrás de este Arca de Noa vegetal es tener y poder observar el ciclo completo de cada planta y ojalá llegar a guardar semillas y/o a que se re-siembren solitas... La Torah del huerto ecológico - opera magna y best-seller de la editorial Terre Vivante - que nos regalamos para la ocasión, enseña esto y mil otros secretos para no usar abonos, pesticidas, químicos y en general, para ahorrar agua, asociar cultivos, trabajar menos y dejar hacer la naturaleza... También te enseñan en este Corán de las hortalizas, cómo evaluar la composición y riqueza de tu suelo: recogiendo tierra en varios sitios del jardín, en los primeros 30 centímetros de profundidad, quitando las piedras más grandes que el tamaño de un hueso de oliva, mezclándolo todo bien y finalmente rellenando un bote de cristal con un tercio de esta tierra mezclada y dos tercios de agua! Uf! Se puede respirar mientras tanto! Después de 24-48 horas, los contenidos han sedimentado y te permiten apreciar sus respectivas proporciones de: grava, arena, limos y arcillas. También te enseñan como hacer churritos de tierra y observar como se secan y cuán blandos, maleables o friables son, lo que te da una tremenda oportunidad de reconciliarte con tu niño interior (que se ha puesto MUY de moda últimamente) y jugar a ensuciarte las manos y mancharte la ropa! ¿To' eso, pa' qué? preguntarán los passive-agressive... Pues para poder consultar un montón de tablas e ilustraciones de tu Bíblia del huerto y decidir la frecuencia con la que conviene regar, qué plantas lo van a pasar bien y cuáles mal, que si la acidez, que si la materia orgánica y mil otras cosas que seguramente sabrás por experiencia e intuición al cabo de treinta años pero que ahora mismo te (nos) resultan esotéricas, por no decir más.
Aunque hay que reconocer que si bien te puede dar a veces la impresión de no enterarte de nada y de que el milagro de la vida lo hace todo solito, cuando NO crece, cuando se te muere TODO y cuando las PLAGAS se cargan al resto, abalanzándose sobre tus débiles y frágiles plantitas, te enteras rápido. Pero no nos saltemos pasos, ¡aún nos queda mucho camino antes de llegar al apartado de control de plagas!
las Vedas del huerto orgánico! |
Aunque hay que reconocer que si bien te puede dar a veces la impresión de no enterarte de nada y de que el milagro de la vida lo hace todo solito, cuando NO crece, cuando se te muere TODO y cuando las PLAGAS se cargan al resto, abalanzándose sobre tus débiles y frágiles plantitas, te enteras rápido. Pero no nos saltemos pasos, ¡aún nos queda mucho camino antes de llegar al apartado de control de plagas!
"Luego, llena un bote de cristal con un tercio de la tierra mezclada y dos tercios de agua..." |
Teniendo un río de montaña que corre sus puras y cristalinas aguas de deshielo al fondo del jardín, a unos cuarenta metros del huerto - tras dedicar millones de años a esculpir el valle ese que habitamos - tampoco fue una gran sorpresa descubrir que los limos fértiles representaban una mayoría de nuestro suelo y que eso era buena noticia. Uno de los simpáticos vecinos, un joven de 92 años que se pasa el día currando en su parcela, nos había dicho poco antes: "este terreno, muy bueno patatas! patatas, este terreno, muy bueno! muy bueno, terreno este, patatas!" con pulgar en el aire y radiante sonrisa sin dientes. Todo encaja, ¡el gran plan del cosmos se alinea con los planetas y palpita en la fiesta de los limos universales! En fin, estamos a principios de abril: la tierra es buena y rica, las lombrices rebozan de vida y vigor, pero aún queda todo por hacer en el Hortraveling...
Como bien nos decía un chaval en una de nuestras granjas de wwoofing del año pasado (pero en su caso, era una excusa para no estar horas cada día arrodillado en el barro con los wwoofers y quedarse en casa fumando porros): "no me gusta hablar de malas hierbas, porque todas son útiles para el gran equilibrio y tienen el derecho de florecer y que pasa si decides que este humano es mal humano, ¿entonces lo vas a arrancar también? ¿hum?", poniendo cara de Bluesteel o boca de patito para selfie (pero curiosamente, las cestas de la AMAP de las que él vivía, las llenaba de fresas, no de dientes de león...). Ya, díselo a la hiedra que lleva veinte años invadiendo y digiriendo el muro, asfixiando metros cuadrados de suelo delante e impidiendo que crezca cualquier otra especie además de ser un nido de caracoles y serpientes! Si, si, la bio-diversidad, claro! Pues bio-diversidad justamente: menos hiedra y caracoles, más plantitas variadas (y comestibles) y cucarachas!
Como bien nos decía un chaval en una de nuestras granjas de wwoofing del año pasado (pero en su caso, era una excusa para no estar horas cada día arrodillado en el barro con los wwoofers y quedarse en casa fumando porros): "no me gusta hablar de malas hierbas, porque todas son útiles para el gran equilibrio y tienen el derecho de florecer y que pasa si decides que este humano es mal humano, ¿entonces lo vas a arrancar también? ¿hum?", poniendo cara de Bluesteel o boca de patito para selfie (pero curiosamente, las cestas de la AMAP de las que él vivía, las llenaba de fresas, no de dientes de león...). Ya, díselo a la hiedra que lleva veinte años invadiendo y digiriendo el muro, asfixiando metros cuadrados de suelo delante e impidiendo que crezca cualquier otra especie además de ser un nido de caracoles y serpientes! Si, si, la bio-diversidad, claro! Pues bio-diversidad justamente: menos hiedra y caracoles, más plantitas variadas (y comestibles) y cucarachas!
a principios de abril: la nieve se fue solita, la hiedra hubo que ayudarla un poco... el semillero, el compost y todo lo demás... |
En fin, fueron tres días de intenso trabajo para eliminar la hiedra, reconstruir el muro, arrancar todas las raíces y tronquitos, cargar cuatro veces el 2c15 e ir a conocer a los de la déchetterie y sus horarios y modales tan peculiares. Pero finalmente, todo aquello para llegar a eso (ta-tcháaa!) de las fotos de arriba: parece mentira que para generar verde hay que empezar quitando verde...
Mientras arábamos, aparecieron unas cuantas patatas que no se recogieron nunca y a las que se les ocurrió brotar ¡milagro de la fuerza vital primaveral que renace cada año! Las re-colocamos más o menos en una misma fila y tuvimos la sorpresa de ver brotar muchas más en las siguientes semanas, por aquí por allí en todo el huerto... Lo que se ve en la foto de arriba, son básicamente plantas de patatas, junto con 3 baby fresales y 6 coles rojas que compramos y plantamos el primer día para quitarle al jardín este aspecto desolado de trincheras. También se aprecian una caja para el compost y un tendedero de ropa salvado del último reciclaje, que bastante debieron preocupar a nuestra querida vecina María, ya que nos vino a comentar al día siguiente que "en 40 años en esta finca, nunca había visto un tendedero ni un baúl así en el jardín... y a ver si se había pedido permiso a la propietaria". Cuando ella tiene por allí un gallinero gigante, otro tendedero y una chabola de palets y uralita para guardar su leña y nadie se los cuestiona... El privilège de l'âge tal vez?
Una vez estas obras de infraestructura acabadas (digamos que la segunda semana de abril), empezamos con mucho optimismo a sembrar una linea de zanahorias, una de puerros y otra de remolachas. Según las recomendaciones, la época era correcta y solo era cuestión de asegurarse de que no hiciera demasiado frío... Bueno, como que eso no esta en nuestra manos, des-afortunadamente. De este primer experimento, no quiso salir ni una remolachita, ¡na de na! Noches frías y aires de media montaña... Al mismo tiempo sembramos tomates, berenjenas, pimientos y calabacines en el semillero: abierto durante el día, cerrado por las noches y la verdad que mediados de abril por estas tierras, por lo visto es un poco arriesgado todavía! Con razón a los principiantes, las guías de jardín les recomiendan que compren plantitas y no se líen con semillas y sembrar y replantar... es un asunto delicado: las merlas te picotean las semillas y las plantulillas; las palomas ven a las merlas y las imitan; la "mala hierba" (ups! perdón, las especies vegetales de interés hortolano divergente) crece más y más rápido de lo que siembras; a la que te sale algo, las pestes, plagas y pulgones aparecen y pululan...
Y eso que en el mercado del pueblo, cada miércoles y sábado, te venden plantitas de todo por un precio ridículo (tipo 0,60 el pie de tomate, calabacín o aromáticas). ¿Para que complicarse la vida? Lo único que nos salió a la primera fueron las cebollas: ni agua, ni demasiado cuidado, pasar de ellas es lo mejor que se puede hacer! Las patatas también tienden a ir a su bola, lo que nos parece maravilloso: ahora se lo podemos decir "patatas y cebollas son los gatos del huerto".
Nos dirán ingenuos, pero... Uno fácilmente se imagina que (bueno, nosotros al menos, fácilmente nos imaginamos que) si por la tarde plantas una col en el jardín, pues a la mañana siguiente te encuentras con esto:
Mientras arábamos, aparecieron unas cuantas patatas que no se recogieron nunca y a las que se les ocurrió brotar ¡milagro de la fuerza vital primaveral que renace cada año! Las re-colocamos más o menos en una misma fila y tuvimos la sorpresa de ver brotar muchas más en las siguientes semanas, por aquí por allí en todo el huerto... Lo que se ve en la foto de arriba, son básicamente plantas de patatas, junto con 3 baby fresales y 6 coles rojas que compramos y plantamos el primer día para quitarle al jardín este aspecto desolado de trincheras. También se aprecian una caja para el compost y un tendedero de ropa salvado del último reciclaje, que bastante debieron preocupar a nuestra querida vecina María, ya que nos vino a comentar al día siguiente que "en 40 años en esta finca, nunca había visto un tendedero ni un baúl así en el jardín... y a ver si se había pedido permiso a la propietaria". Cuando ella tiene por allí un gallinero gigante, otro tendedero y una chabola de palets y uralita para guardar su leña y nadie se los cuestiona... El privilège de l'âge tal vez?
para sembrar en el semillero, usamos el viejo truco de los campecinos-grafiteros: "spray-can and newspapah, modafackah!" |
cebollas a su rollo, tomatitos cherry regalados por L. y R. (merci!), patata un poco indepe, más tomatitos y baby-puerros. |
Nos dirán ingenuos, pero... Uno fácilmente se imagina que (bueno, nosotros al menos, fácilmente nos imaginamos que) si por la tarde plantas una col en el jardín, pues a la mañana siguiente te encuentras con esto:
nos faltó un profeta para multiplicar coles... |
Y eso es todo para hoy! En los próximos capítulos: toca cuidar del semillero, plantar y replantar las lechuguitas, volver a probar la suerte con más semillas de zanahorias, puerros y remolachas, y muchas más cosas que no contaremos ahora para dejar algo de suspense... Arrivederci!
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* la grelinette es esta herramienta patentada por el señor Grelin y mil veces copiada después, que se supo imponer como símbolo y brazo armado de la permacultura y del jardinar de jubilados: fácil de usar, suave para la tierra, suave para los lumbares, versátil y elaborado con madera y hierro pero sin gluten...
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