Coles rojas, lechugas unas, fresales, lechugas otras y patatas indígenas anarko-okupas. |
"Se pensaban que tan solo hay que plantar y luego todo crece solo? Que sepan que NO es así. Más bien, plantas una col pequeña pero mona y en plena salud y a la mañana siguiente, te encuentras con una cosa flácida y pocha, totalmente abandonada en el suelo como una piel de plátano o un adolescente en la madrugada de su primer botellón. Y te duele el alma, y ambos tardáis tres o cuatro días en recobrar un aspecto digno (a diferencia del adolescente que se recupera mucho más rápido y de la piel de plátano que no se recupera nunca...)."
Muy bien. Pues, acá están las coles (bueno, la foto es de hace un par de semanas), rodeadas de lechugas recién brotadas (hoja de roble, romana y alguna roqueta con problemillas, como bien veremos) y de focos de resistencia de las ya famosas patatas indepe que van a su rollo y okupan un poco donde les da la gana... Nosotros (fomentando la pluralidad hortelana permacultaral-mente y desde procesos tróficos mutuamente enriquecedores y generadores de crecimiento a nivel biológico pero también desde una perspectiva fito-telúrico-holística*) las apoyamos al cien por cien y procuramos no intervenir en su proceso de auto-determinación. A lo mejor sí que las acollamos un par de veces con un poco de tierra fresca, para ayudarles a producir más y mejor, pero siempre a su ritmo, desde sus valores y respetando su visión en concepto de futuro. Al fondo de la imagen se ven lo fresales que nos dieron nueve fresas, porque dejamos algunas a que se las coman las hormigas y las merlas,con la esperanza de que algunas germinarían y darían más pies para el año que viene. Como bien decía la abuela del poeta "es ley de vida: donde caga la merla, crece la fresa". Y por esta zona, la verdad es que ya está.
A.C.A.G.A.R: Asociación de Cebollas Auto-Gestionadas y Anti-Riegue! |
Recién re-plantados y/o trans-plantados: un calabacín, un tomate y una calabaza, acolchados con paja o serrín. |
Y finalmente - no sin cierto orgullo - contarles que conseguimos ("aux innocents les mains pleines", dicen por acá) lo inconseguible: hacer brotar dos esquejes de romero serrano - eso sí, con mucho amor, mucha agua y velas al pie de Saint-Fiacre, patrón de los huertos - que tenemos ya fuertotes: uno plantado y feliz, el otro detrás de la ventana de la cocina, sorbiendo sol por un tubo y esperando unos días más para conquistar el jardín... Así que a mediados de mayo, con todavía los últimos Saints de glace por llegar, el huerto tenía esta pinta, más o menos:
Una vez presentados los puerros en su versión hiper-social y en su versión un poco más a su aire, falta sacar un par de fotos de las zanahorias que también sufren de nuestra falta de confianza en su poder de germinación (y no, como me lo sigue aconsejando con insistencia el corrector ortográfico de blogger "quizás quiere decir" ¿germanización?) ya que han crecido esta vez, y bien. Podríamos decir que al estilo flamand: no por nada y no en referencia al color naranja tan preciado por sus vecinos y compañeros de molinos y canales, sino por un tema de superlativa densidad de población. Salieron muchas plantitas de cada agujero donde tiramos semillas, hasta el punto que no se dejan sitio y se pisotean con una angustia, más que tangible: palpable. Nos toca ahora seleccionar la más fuerte (dixit la mismísima Bíblia del huerto ecológico) de cada manojo y arrancar las otras, ya que la zanahoria, por desgracia y muy a nuestro pesar, no se re-planta. Seleccionar una de cada seis u ocho y sacrificar las otras, de sangre fría, ¡qué horror!
Eso es todo por ahora amigos! En el próximo capítulo, veremos como nada más conseguir algún resultado, bien sean hojitas verdes o frutas tiernas y jugosas, plagas y parásitos se te vienen encima y se te lo comen todo... Toda semejanza con el mundo en el que vivimos... en fin, arrivederci!
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* los autores de este blog no se piensan hacer responsables del (mal) uso que terceros podrían llegar a hacer del bullshitting con el que - en ocasiones y no sin cierta ironía - rellenan estas columnas como se rellena un pavo para el horno: con puré de castañas, ajo y miga de pan.
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