... Berlin - Riga: el duo dinámico de la D.B.
Empezamos, pues, el resto de nuestro largo no-viaje por la vida (y por tierras y por mares) en un tren lujoso* y muy limpio de la Deutsche Bahn con rumbo a Warszawa. Eso de empezar el resto de nuestro no-viaje por la vida, que conste que lo hacemos cada mañana. Mucha gente lo llama cotidiano, a veces sin mucho entusiasmo y hasta en ocasiones, con desprecio. Pero el no-viaje al fin y al cabo, es proponerse mirar un poco con esta misma mirada boba de mochilero eufórico cosas como el mercado de cada sábado en T.-sur-A. (y no solamente el del fondo de la Cochinchina o donde Krishna se dejó la alpargata al salir del baño) ; es decidir que te vas a comer la tortilla de patatas del huerto con la misma fascinación y el mismo frescor en las papillas que si de una papaya salad de por allí se tratase. Y que al estar por allí, recibirás el cotidiano con la misma sonrisa tranquila que en casa, sin necesitar que cada día sea un derroche de consumir gente, lugares, productos y servicios puestos a tu alcance para tu disfrute guiríl. En fin, si empezamos así, no llegamos ni...
emprediendo una vez más el resto del no-viaje e inmortalizando el momento! |
"Pero quiere decir usted que eso ¡no son billetes de verdad? y ¿Qué significa eso, señor revisor?
¿Que nos estafó esta persona allí? pero ¿Qué haremos entonces?
Usted nos tiene que ayudar a recuperar nuestro dinero y a lavar nuestro honor!"
Etc., etc., con gemidos y muecas incluidos. DB respira hondo y les repite a DD que eso no es un billete y que sin billete, no se puede viajar en este tren. Que la opción número 1 es comprarle a él, ahora, dos billetes, que costarán 70 euros por cabeza. Entonces los DD vuelven a empezar: ¡que sí que han comprado billetes! le dieron sus últimos 60 euros (cada uno) a un desconocido en la estación para que les... ¿Os suena de algo? Ya... A nosotros también. Estoico, DB explica que eso no son billetes y que -opción númer 2-, de no poder o no querer comprarle billetes a él en el tren, no solo van a tener que bajarse en la próxima, sino que también se les multará allí por viajar sin billete.
cuando entras en otro país y todo resulta más chulo en blanco y negro... |
Pero bueno, con la tontería, nos entretienen casi hasta la frontera y la llegada a Warszawa no pilla desprevenidos. Mientras Futuna se había adentrado en la resaca de sus recientes vértigos, Wallis mantenía (y aguantó un buen par de horas) una conversación en alemán con una mujer rusa en estado de carencia relacional y de choc pretraumático: casada con un Alemán y llevando años en Alemania, volvía a la idealizada y amada patria por primera vez en años. No hablaba inglés, estaba tan emocionada como angustiada, tenía que hacer cambio con demasiado equipaje y no sabía bien ni cómo ni dónde con todo esto.
el skyline local desde la estación central: clase al gran estilo Gotham City. |
¡Warszawa! Arropada con Historia contemporánea, fruto del amor entre una sirena y un pescador, dónde resuenan nocturnes de Chopin y ruedas de monopatín en los adoquines... ¡Cúanta riqueza, cultura, historia, arte, belleza! Por desgracia, solo estuvimos por los alrededores de la estación unas horas de la tarde y hasta bien entrada la noche, cuando un autocar Lux Express nos recogió y se/nos lanzó carretera arriba: con rumbo al norte y nada menos que la promesa de un romántico desayuno en Vilnius. Larga noche de piernas dobladas en butacas de terciopelo cansado y de pelis dobladas en polaco, en pantallas de LCD diminutas. La llegada a Vilnius una hora y media antes de lo esperado pintaba a buena sorpresa, a pesar de la llovizna fina y helada que caía. Resultó ser que la estación de buses "Panorama", no estaba cerca del Centro, sino cerca de un Centro Comercial periférico e incomunicado, pero cuyos lavabos (lujosos) y cuyo único-bar-que-vimos-abierto (con croissants recién horneados) cumplieron con lo esperado y nos hicieron más felices que a la Rizitos de oro la casa de los tres osos.
arquitectura contemporánea-concept en Warszawa: farolas "cuchara sopera china", wavy shopping-mall y re-cuchara. |
El bus que retomaba el servicio a partir de Vilnius era idéntico y el viaje fue, sino más cómodo, al menos más corto (dormido, todo se te pasa rápido). El paisaje nos llamó la atención al parecernos muy nórdico ya: dominación incontestable del abedul en el paisaje. Muchos árboles abedules; mucha agua bajo todas sus formas: lluvia, evidentemente, pero también ríos, charcos, lagos, riachuelos, marismas, pozas, canales... Así que reflejándose y casi deslizándose por la superficie de tantas aguas, el bus nos dejó finalmente en toda la gloria de un mediodía inesperadamente soleado en pleno centro de Riga. En las espaldas las mochilas y en mano, el último bote de nuestro ya famoso chutney de tomate verde (casero, del huerto, seguramente orgánico y sin duda hecho a mano y con amor), regalo para nuestros hosts de Couchsurfing, tan simpáticos como veganos, nos lanzamos hacia su casa y a descubrir la ciudad...
lo que más se exporta de la marca España: duo dinámico y... ¡trio español! (encontrado en un supermercado de Riga) |
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10 duros el kilo
Nuestra sección especial (hashtag 20 francs le kilo) para los fans de números, los preocupados por el presupuesto o los que tienen curiosidad por hacer camino sin aviones... Encontrarán aquí, pues, la verdad, solo la verdad y toda la verdad (redondeada y sin comas, eso sí):
- *Berlin-Warsaw (tren Deutsche Bahn): 6 horas / 600 km / 65 (x2 personas) 130 euros.
- Warsaw-Riga (autocar Lux Express): 15 horas / 750 km / 30 (x2 personas) 60 euros.
En total: 1350 km y 190 euros, o sea unos 14 céntimos de euro por kilómetro (y por cabeza) y 1 noche menos de las que preocuparse...
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