Wednesday, September 25, 2019

home(t)raveling 3.0: semana 115

 ¡feliz, feliz no cumpleaños! (1)


Hace unos días, un servidor cumplió 41 años y dentro de nada, una beba cumplirá un añito ya. ¡Qué bien! y ¿cómo vuela, no? Este proyecto loco y hermoso a la vez lleva 115 semanas acaparando la integralidad de nuestro tiempo, de nuestra energía, de nuestros recursos (físicos y económicos) así como gran parte de nuestra salud mental... Ggglhkfh!

la buanderie encaminada hacia poner las tomettes de noche y de una puñetera vez!
Sin más demora, pues: ¡Renovadores, alehop! Os proponemos para todos los (no)cumpleaños del día de hoy una pequeña actualización del tema: buanderie - que, en castellano y aunque no lo tenga del todo claro, debería ser algo como la ¿bugadería? o mejor el ¿lavadero? Me murmullan por acá que en catalán, en tot cas, es diu: el safreig.

Bueno. Pues para explicarlo en sencillo, es esta habitación que cruza "la ruina" y separa el recibidor de abajo con el lado del jardín. ¿O más bien habría que decir que los conecta? Allí instalamos ya el calentador de agua, un water de batalla (que quitaremos en un futuro - sí sí, se lo prometí a Wallis!), una pica grande recuperada de la antigua cocina (que cumple justamente la función de lavadero) y la lavadora. Aunque no es - ni ha sido nunca - nuestra prioridad, el plan es de ir renovando este lugar poco a poco, del suelo al techo y sin olvidar las paredes. Todo esto para poder, algún día, guardar en estantes grandes la ropa y el material de montaña: mochilas, tienda, trastos de escalada, abrigos... También la ropa y las botas de jardín, unas cuantas cositas que no sabemos bien bien dónde guardar (almacen de botes y botellas de cristal), el reciclaje corriente (papel, cartón, vidrio, envases) y finalmente todo lo relacionado con la lavadora, ropa sucia, detergentes y productos de limpieza. En fin, pa' qué complicarlo? una buanderie de toda la vida!

en las primeras semanas: el micro-taller montado ; las puertas hacia el jardín ; el burinator alquilado para petar el plancher: bat-bat-bat-bat-bat.
El suelo lleva MUCHO tiempo a medio hacer, así que fue un gran alivio dedicar tiempo y energía para finalmente terminar de colocar y fijar las baldosas "tomettes" recuperadas de casa de C. y L.! Nos costaba por una tubería de recolección de aguas de lluvia que cruza justo debajo del nivel del suelo y nos llevó a seguir una leve bajada desde el jardín hacia la casa. Contra-intuitivo por si llueve mucho algún día y entra agua, pero lógico con nuestra voluntad de que la planta baja fuera un espacio adaptado para sillas de rueda, cochecitos y demás... Conservamos el último tercio del plancher de hormigón hacia el jardín con el plan de montar un tabique y cerrar la habitación en este punto. Al otro lado, la puerta doble que da al jardín es un trasto arreglado con capas y capas de chapuza, todo pintado y repintado con pintura al plomo: nos lo tendremos que quitar de encima tarde o temprano y cuanto antes mejor. Además, nos interesa dejar una especie de "sas" abierto y cubierto delante, para tener la puerta protegida un poco más adentro. Así será fácil dejar ropa de abrigo mojada, botas sucias, paraguas empapado, y almacenar algo de leña cortada...

las tomettes colocadas, niveladas  y alineadas ; el encofrado y el relleno para la rampa ; la rampa con el hormigón recién vertido.
Por enésima vez, volvimos a colocar las tomettes sobre una capa de arena tan regular y plana como pudimos, para definir la posición y el tamaño finales de la rampa. Montamos un encofrado muy basto que rellenamos con grava y piedras, procurando seguir una pendiente contínua. Y sin más pensar (que pensar é mu' malo: luego te entran dudash y no te atrevesh por si la vash a cagar), le tiramos una carretilla de hormingón de cemento portland y grava, con una pizca bolsa entera de pigmento ocre. También reservamos el espacio para una reja de evacuación de aguas, justo donde la tubería aquella, con el plan de petarla un poco más adelante, para así tener un desagüe justo abajo de la rampa, por si las moscas susmencionadas inundaciones. Ya que eso va a la recolección de aguas de lluvia, no fregaremos este suelo con productos que no sean ecológicos. O mejor dicho, procuraremos no tirarle agua por allí...

¡ole ole! tras mucho dudar, sufrir, posponer y procrastinar, finamente colocamos y montamos las baldosas: con una de cal y una de arena.
Pegamos las baldosas con el "método tradicional", es decir sobre una capa de cal y arena, echándole por encima puños de cal y de arena. Las baldosas tienen que estar muy empapadas de agua, así cuando las vas golpeando suavemente para que se coloquen bien en su sitio, chupan por capilaridad la mezcla de cal y arena de debajo y quedan bien fijadas. Luego, se tiran pequeñas cantidades de agua, forzando el mortero líquido en las juntas entre las baldosas. Hay que encontrar el momento idóneo para limpiar la superficie con esponja y mucha agua clara, sin joder el trabajo y sin esperar demadiado, ya que la cal tiende a pegarse mucho en las baldosas y es un rollo de limpiar... Despues, se deja secar bien todo esto unos días o una semana, procurando pisar lo menos pos no pisar na' de na'!

para hoy, nos quedaremos en esto (1) ; ahora, "tan solo" nos falta: (2) rellenar el tabique con ladrillo y (3) terminar de picar el muro de piedra.


- Importante: Mensaje del futuro - 
Con la libertad que nos da el formato de blog, les podemos adelantar visiones del futuro y revelar cosas que todavía no han pasado. A principios de este otoño 2019, pensábamos que cerrar la buanderie y terminar de picar el muro de piedra para luego rehacer las juntas con cal, sería cuestión de 1 mes o 2.
Ja ja ja! Ingénuos! Imaginábamos que para noche vieja, ya se podría bailar y comer la uvas allí!
Bueno, os dejamos aquí un testimonio gráfico del avance del proyecto dos años después, en nuestro gran mes de celebración de cumples, pero el del 2021... Ya verán en los próximos artículos que si la buanderie no evolucionó en este tiempo, igualmente hicimos cosas. ¡No nos apalancamos, eh!
Pero a veces, la obra tiene su ritmo propio y lo más sensato es dejarse llevar. Así que el baile y las uvas serán para noche vieja 2021. ¿O no?



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