Monday, March 3, 2014

crónicas del otro lado (episodio 2)


o "Koala en Cantabria, hambre no pasará!"

Con 24 horas de retraso, con un temporal de nieve, con unos kilitos mas alrededor de la cintura y con una piedra en el corazón, dejamos Burgos atrás. Pasamos 4 días en casa de Willy, donde caímos víctimas de su superlativo sentido de la hospitalidad y de sus dones para la cocina... Dios! Qué manera de comer exquisiteses y beber néctares sin parar, de la salida a la puesta del sol,y entre medio también. Burgos! Su catedral, su zona azul, su frío seco, su gente. Dejamos Burgos atrás, pues nos esperaba la brava, misteriosa y encantada costa de Cantabria. Allí, habíamos quedado con J. y su familia para pasar un par de días mientras le entregábamos unos trabajos encargados tres semanas antes. Se dieron las casualidades (en 2014, las casualidades son como los unicornios: no hay quien todavía se atreva a creer en su existencia) de que él nos pidió traducciones para las fechas de nuestra visita por Castilla y de que él vive justamente en la costa cantábrica, en la frontera con Asturias, a menos de 200km al norte de Burgos. En fin, long story made short, le propusimos a J. entregarle las traducciones en mano y le pedimos hospitalidad para un par de noches. Un(t)raveling, o el arte de quedarse a dormir en casas ajenas... No nos hacía falta más para desviarnos un poco en el camino de vuelta e ir a descubrir - después del hogar de la morcilla - las tierras de habada... Así que salimos de Burgos sin incidentes, a parte quizás, de una emboscada jurásica en una rotonda de la N-627. Pasamos de largo la famosa escuela de escalada de Peñahorada, sin una mirada ni nada: deberes hechos, cuestión del escalar en invierno resuelta, todo bien (mentira podrida!). Contemplamos la llanura cubierta de nieve, la llanura y sus muros de piedra, la llanura y sus trigales desolados, la llanura uniforme y gris, la llanuraaaaaa... Paramos algunas veces en el camino, a cazar imágenes. No conseguimos ni una. Paramos en un restaurante de carretera de aquellos bien horteras, a probar suerte. Un restaurante de aquellos que venden postales originales de los años 70, con manchas de sol incluidas y cintas de audio de El Fari. Pero un restaurante de aquellos que te hacen bocadillos de lomo y queso del Otro Mundo. Burbujas del paraíso abandonadas allí para la conversión de las masas

bocadillos de lomo y queso, Cantabria y las puertas del paraíso.
Nos desviamos antes de Torrelavega con rumbo al minúsculo pueblo de P., escondido frente al mar entre unas colinas cubiertas de bosques de eucaliptos y la doble desembocadura de los ríos D. y N., aún más cortitos en su recorrido entre Picos de Europa y el Golfo de Bizcaia que nuestra querida Nive. El pueblito de P. es muy agradable y tranquilo, condenado por su situación geográfica (qué suerte!) a no crecer más de la cuenta, a pesar de tres o cuatro bloques de pisos de obra nueva que parecen vacíos y hasta sin estrenar. Nos dice J. que el progreso ha llegado hasta aquí: que la prospección inmobiliaria es una plaga, que los turistas han reemplazado los rebaños (me pregunto si deben pastar también estos prados con vistas al mar) y que sí, se nota la crisis en P. Se nota, nos explica, por los huertos que brotan - literalmente - en todos los jardines del pueblo y por el retorno de algunas familias locales a la recogida de un alga llamado Ocle, cuyo alto contenido en galactopiranosa lo destina a la producción de agar-agar y carraginatos para las industrias farmacéutica (agarosa para microbiología) y agro-alimentaria (el gelifiante E406 y el estabilizante E407), entre otros. Usos tradicionales del Ocle aprovechaban su reactividad con las proteínas de la leche para cuajarla y hacer queso. Lo primero que se me ocurre decir, aunque suene desesperadamente poco original, es que la zona es preciosa, inspiradora, grandiosa, con unos contrastes impresionantes entre verdes prados, caliza negra, cielos grises y mar color de plomo. Con la espuma del Atlántico en los pies, el sabor a sal y algas en la boca, y el olor a vacas y caballos en la nariz, uno puede tener la mirada en las cimas nevadas de Picos de Europa. Una experiencia sensorialmente saturadora pero de lo más satisfactoria:

espuma de mar, caca de vaca, barca de pesca y picos de Europa...
Pronto paramos a contemplar la desembocadura del río D. espectacular con sus barquitas y sus caballos en la luz de la mañana, seguimos la carreterita costera, parando por aquí por allí en búsqueda de tesoros escondidos, pueblecillos remotos, o crías de koalas entre los eucaliptos. Se nos hizo raro al cabo de un rato, el ver tantos eucaliptos por todas partes. Ya descubrimos hará un par de años ahora la invasión silenciosa de Extremadura, Portugal y parte de Andalucía por estas especies australianas, de rápido crecimiento y alto rendimiento para la industria papelera. A parte de eso, sus órganos de reserva subterráneos y su gran adaptación a un amplio abanico climático lo hacen muy invasivo (a expensas de especies autóctonas), su hojarasca, si no es directamente tóxica para las plantas que crecen alrededor, modifica las propriedades físicas y químicas del suelo, su madera es de pésima calidad para trabajar o quemar y su efecto tanto en el paisaje como sobre la biodiversidad de los ecosistemas europeos es terrible. Wikipedia nos dice que "un bosque de eucaliptos de 15 unos años contiene menos de la mitad de especies vegetales distintas que uno de encinas o de castaños de la misma edad"... No obstante, en varias zonas de África donde se plantó para sus propiedades como repelente de insectos, el eucalipto tuvo un impacto muy positivo en zonas de malaria endémica, al secar en unos pocos años las marismas donde se reproducían los mosquitos... Eso para intentar cerrar el párrafo eucalipto con una nota positiva! Pero la verdad es que los hay por todas partes, desde Aguilar del Campoo hasta la linea de costa, y desde los prados de picos de Europa, cerca de mil metros de altura, hasta los parques de Donostia, con los pies en la playa. Si bien el árbol en sí no es feo, su omnipresencia como la uniformidad de sus oscuros y densos bosques acaba dando algo de mal rollo, como cuando te quieres bañar en verano y el mar esta lleno de medusas.

modernismo y decadencia en Llanes...
En fin... Caminando entre vacas y acantilados, descubrimos los excéntricos inventos de la oscura roca caliza costera: las numerosas grietas y cuevas formadas por la erosión y el ataque de las olas, terminan creando unos fenómenos naturales espectaculares. A una distancia respectable de los acantilados y del furor de las olas, uno encuentra al azar unas pacificas playas interiores escondidas detrás de los acantilados, con arena fina y oleada suave. Luego se cruza inesperadamente con los bufones, unas chimeneas que suben del nivel del mar y donde el aire comprimido por la olas y cargado de sal sale disparado con un ruido parecido al de un avión despegando... Dicen que en los días de mucha mar, los bufones no escupen sólo aire sino también agua, convirtiéndose en geysers al estilo islándico. Bordeamos la costa asturiana hasta Llanes, pequeña ciudad donde las casitas de pescadores restauradas alternan con torres modernistas abandonadas y a punto de caer(se). Compramos pan, tomates y queso de Cabrales, y dejamos la costa para adentrarnos en el Parque Natural de Picos de Europa, cuyas cumbres nos llamaban a gritos desde el día anterior... En tan sólo 40 minutos de coche, uno cambia de mundo, de ambiente, de chip. Uno pasa sin apenas transición - del mejillón al conejo (perdón, del mar a la montaña). Y aquí, es donde me quedo corto. No tengo palabras. Usando las de otro: me gusta la montaña, me gustas tú. Me encantan las rocas, las paredes, las cimas, los picos, los ríos y las cabañas de pastor. Me flipa y me hace feliz patear e incluso trepar por allí arriba. Pero eso... Hay algo en Picos de Europa que no hay en otros lugares. Algo pasa con el aire, o con la luz, o con la presión atmosférica. O había mescalina en el queso de Cabrales o yo qué sé? Es espectacular. Es sublime. Es espectacublime.

el Naranjo de Bulnes, el naranjo de Bulnes, el naranjo de Bulnes, el naranjo de Bul...
Estuvimos un rato por allí arriba, en una aldea de 3 casas cuyo nombre no recuerdo, esperando un espacio entre las nubes para saludar al Naranjo de Bulnes, que al final nos obsequió una breve aparición. Salieron el sol, el arco iris, la niebla y la lluvia otra vez, luego se volvió a tapar todo y la tarde se dio por acabada sin siquiera avisarnos. Volvimos a P. para cenar con J., su mujer y su hijo A. Charlamos un rato y a la mañana siguiente, acompañamos a P. a su escuela para explicarles a sus alumnos nuestro trabajo de veterinarios sanitariorurales en Iparralde. Momento divertido de pujas infantiles cuando mencionamos que trabajábamos con ovejas y vacas: se levantó una manita: "-sí? -mi papá tiene 2 vacas. -Ah, muy bien". Pronto se levantó otra manita "-Pues mis abuelos tienen 5 vacas y un burro. -Fantástico!". De repente se levantó otra manita "Pues en mi casa, hay 11 vacas, y conejos, y cabras y 3 gatos. Vaya!". Silencio respetuoso hasta que se levantó otra manita "Pues mi papá tiene 3000 vacas!". Toma! Fin de las pujas, sonrisas entendidas del maestro y de los veterinarios. Nada más salir de la escuela volvimos corriendo hacia los Picos, a caminar un poco al sol, a tocar nieve, a respirar aire fresco y a terminar el pan y el Cabrales antes de emprender el camino de vuelta. El queso de Cabrales, no lo quieres dejar en tu coche demasiado rato, es mejor comérselo rápido...
cabañas pastorales de verano por las montañas de Sotres: nos arreglábamos una y nos quedábamos!
Volvimos por la costa buscando unas carreteras pequeñitas, nos perdimos un poco pasado Guernica, con la luz de la reserva de gasolina encendida y disfrutamos la puesta del sol en el océano con un festival de rosas y lilas. Anunciaban otro temporal en todo el Golfo, así que nos dimos un poco de prisa y llegamos cansados a la clínica para esperar a M., G. y la pequeña Lele para otro fin de semana de comer, beber y charlar. Hubo ganas e intentos de salir a pasear pero la lluvia, la nieve y el viento se encargaron de mandarnos de vuelta al lado del hogar, sino con Armagnac, pues con Patxaran. Osasuna!

2 comments :

  1. El pueblo puede ser Pesues, Prellezo o Pechón?... Estoy hecho un Sherlock!
    Precioso todo... no he estado nunca en Picos de Europa aunque siempre he querido ir.
    Con estas fotos me muero de ganas de pisar un día esos parajes.

    Besos guapos!

    Guillem

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    Replies
    1. guapo! si, el pueblo es uno de estos. ets un crack ;p
      y si, Picos es un lugar especial... ahora de helpx por l'Ariège y otra vez se nos van los días para mantener el blog actualizado. gracias por seguirnos y hasta prontito! xx

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