Monday, June 30, 2014

Jeanny's eleven

Oficialmente en el norte de la Francia, cruzamos el mapa de izquierda a derecha desde el Pais de Loire hasta la desconocida región de Burgundi para hacer esta vez de voluntarios (-os) albañiles en una casa construida con paja, madera y barro.

la casa de paja con revestimiento de cuerpo, al empezar con el de acabado y… ¡después!
Las tecnologías de construcción "alter-eco-bio-nativas" despiertan el interés de mucha gente porque permiten construir entornos más sostenibles, saludables, a menor coste y además hacen posible llevar a cabo un proyecto de auto-construcción. En Francia se han hecho muy populares los chantiers participatifs en este ámbito. Los auto-constructores pagan a un profesional que hace de jefe de obra y de formador a la vez; se moviliza a gente que durante un período que suele ir de 2 a 3 semanas recibe formación, alojamiento y comida a cambio de su trabajo. Los participantes serán en ocasiones futuros auto-constructores, así el conocimiento se esparce como una mancha de aceite. 

Entre las muchas técnicas de biocontrucción que existen, la construcción con balas de paja y, dentro de ésta, la técnica CST (Cellule sous tension, desarrollada por Tom Rijven) se basa en la construcción de un entramado de madera vertical que se rellena con balas de paja, con la particularidad de que además de cerrar las paredes, las balas cumplen una función estructural. Cuando se coloca, la bala ejerce una presión sobre los montantes de madera: éstos recogen la tensión horizontal de las balas. Otros listones de madera, horizontales, se sujetan sobre los montantes y someten cada bala de paja a una tensión vertical. Así pues, no es la estructura de madera, muy fina, sino el mismo conjunto de balas que aguanta el peso de la casa, incluida la carpintería del techo. En definitiva, la CST hace un uso muy original y personal de la tercera ley de Newton. Por si fuera necesario refrescar la memoria, tienen aquí debajo explicado dicho principio: 


Nos fuimos acercando, acercando… acercando cada vez más al lugar. Sentíamos ya el olor a tierra mojada, casi el ruido del tamiz. Estábamos a 4km de Clemencelle pero no teníamos cita hasta al cabo de un día, así que decidimos pasar a formar parte del decorado de un parque del que se habían adueñado las ocas y los patos, camuflánonos bajo las sombras de unos árboles. Nos vimos seres humanos allí. Nos dedicamos a dormitar, leer, re(up)ciclar tejanos viejos, comer y mirar a las ocas de lejos. Tras todas esas horas incrustados en ese lindo paisaje, llegábamos a Ch a media mañana de un lunes. Unas gentes ya estaban allí, los demás fueron llegando a lo largo del día. Se anunciaba un grupo grande de gente. Futuna estaba muy contento porque por fin tenía una cantidad decente de víctimas a las que explicar sus "chiste malo del día". Lo que no se esperaba él era que el sur iba a triunfar también en las bromas de allí (estábamos en el norte de Francia, éramos exóticos!)…
  

FICHA TÉCNICA :
Revestimientos exteriores e interiores de Clémencelle

plano de situación de Clemencelle
J. y Th. empezaron a construir su casa (planta y un piso, más un gran garaje contra el lado oeste) en 2012. La casa realmente no tiene cimientos sino que está construida sobre un perímetro de neumáticos rellenos de grava comprimida, que reposan sobre un lecho muy estable de piedras de sílex. Por lo visto, abunda por la zona, lo que les viene muy bien a los constructores de casas sin ganas de cavar fundamentos (además de haber sido, seguramente, una ventaja en el paleolítico). Pero el sílex es una auténtica pesadilla para los agricultores (eso lo aprendimos entre el espectáculo de majorettes y el aperitivo en el ayuntamiento, que se dieron con el motivo de la fête de la musique; ver más abajo para algunos detalles) porque les lastima la maquinaria y cuando aran o trabajan la tierra, las piedras sacan chispa y provocan muchos fuegos de paja en verano -cómo cambian las cosas según el uso que quieras hacer de algo! En fin...

Durante 2013, J. y Th. han organizado tres chantiers participatifs con un formador para poner los cimientos, montar la estructura, levantar las paredes y colocar el techo. Los últimos tres meses se estuvieron secando los muros antes de poderlos rebozar. Desde el último año usan la red Helpx para acoger a voluntarios en las etapas que quedan de la casa y los alrededores (un rincón de fito-depuración, un huertito, y algunos talleres de preparación de potingues con hierbas naturales). Y también porque les debe gustar un poco, al fin y al cabo, tener a gente simpática y trabajadora metida en casa de vez en cuando! Concretamente, esta vez, el equipo de ensueño estaba compuesto por:

al timón: los anfitriones J y Th; al tamiz: Dj; a la caladora: S; a los montaditos R; a la paleta: Futuna; a las tapetas: M;
a la guitarra: M; al solete: Wallis y al cajón flamenco: M (y falta el undécimo, E., de quien no tenemos ninguna foto)
Pero el todo fue más grande que la suma de sus partes.

Los primeros días, nos hicieron hacer a todos varios pequeños ensayos para familiarizarnos con todas y cada una de las tareas. J. y Th. estaban dejando que el grupo se preparara para la gran fachada este de la casa que vendrían al final de la semana. Las grandes mañanas de trabajo fueron como una salida a escena, con precalentamiento incluido, a ritmo de Shakira a Véronique et Davina. Paletas, talochas, cubos, brochas! Revestir es el arte del equilibrio: de los ingredientes, en el movimiento de esparcir la mezcla y en el de mantener los pies en el andamio. Once personas funcionando como un sólo organismo que engullía tierra y arena, escupía mortero por un sifón y lo esparcía con sus escamas de metal. Por las tardes ultimábamos la obra que nos tocaría representar al día siguiente: amasar tierra en la bañera, tamizarla y preparar la barbotina, remojar los muros, hacer las mezclas:

Receta para revestimiento INTERIOR
Receta para revestimiento EXTERIOR
3 partes de arena sin tamizar 
1 parte de tierra roja tamizada 
0,3 partes de cal hidrólica
(diluida en agua a 1:1) 
3 partes de arena tamizada 
1 parte de tierra roja tamizada 
0,025 partes de queso fresco o suero lácteo 
colorante al gusto 
aquí un intento de explicarlo con palabras...

Humedecer el mortero en la superficie si es necesario mantenerlo hasta el día siguiente. Antes de aplicar la mezcla es necesario remojar la pared con agua y aplicar con brocha generosa una capa de barbotina para que se agarre bien. Se hace muy difícil explicar con palabras el siguiente paso - esparcer mortero en pared - es respiración, fuerza y soltura. Es como el mismísimo latir del universo!

Es definitivamente algo que sólo se entiende probándolo!

Y después de un largo día de barro, unas cañas! Aperitivo al fresco, cerveza, vino, aceitunas, pan y salchichón. Cenas abundantes y una representación de quesos franceses que sería la envidia de más de un restaurante. Además de hacer muy feliz a R., ciudadano australiano en sus veintipocos, que agotaba las existencias cada noche ante nuestras miradas incrédulas de "no puede ser, nunca le entrará en un mordizco este taco de… ah, pues mira que sí"…

Por la noche soñábamos que seguíamos rebozando paredes, con mezclas imposibles, paletas que flotaban en el aire. Oh, noo! A propósito de eso, fue el mismo R. quien nos enseñó cómo reconocer si estás en un sueño (para poder controlarlo): una forma muy directa consiste en acercarse varias veces al día a un interruptor e intentar encenderlo, si la luz no se enciende es bastante probable que estés soñando. Este truco ya lo habíamos visto en waking life, que les volvemos a recomendar por si hace falta. si no hay interruptor lo suficientemente cerca (precisamente nuestro caso), se puede optar por otra posible técnica que consiste en hacerse regularmente la siguiente lista de preguntas: dónde estoy? cómo he llegado aquí? con quién? qué día es hoy? hay algún interruptor cerca?? Al hacer estas maniobras repetidas veces durante el día, acostumbramos a nuestra mente para que lo haga también mientras dormimos y así nos pueda despertar dentro del sueño. Bueno, aún nos falta práctica…
Muy cerca ya del final: M., M., Wallis y Futuna en las últimas.

En Clémencelle hubo tiempo para todo, incluso para una cuantas sesiones de slackline, una tarde de acroyoga, un espectáculo francamente local de majorettes y la fête de la musique du village con cena popular y canciones cumbayá française. Sobre las majorettes, quizas es suficiente evocar la película "Little miss sunshine" para que se hagan una idea de lo terrible, kitsch y hortera que pueden llegar a ser todas las manifestaciones de este arte popular tan enraizado en la provincia francesa y a la vez tan desconocido fuera de ella (por suerte!). Presenciar una función entera no sólo es aburrido, sino que lleva a cuestionar las motivaciones profundas y el buen gusto de las madres que realizan las coreografías, eligen las músicas y cosen los trajes… En un lugar tan remotamente perdido como insignificante, nuestros australianos - considerando con razón que aún siendo hortera este evento no dejaba de ser único en sus vidas y había que entregarse al momento. Se sintieron, pues, halagados de ser presentados a la mismísima alcaldesa del pueblo y esa noche todos se emborracharon un poco.

La segunda semana despedimos a la mitad del equipo y nos concentramos en terminar la fachada sur con fervor guerrero. El último día llovía mientras desayunábamos unos deliciosos pains au chocolat con café con leche antes de seguir cada uno con su camino. Estábamos un poco tristes. Eso nos pasa por meternos en casa de la gente y de la noche a la mañana acercarnos a sus vidas como si fueran las nuestras, pues sí, a veces nos  conmueve:

Un(t)raveling o coleccionar cotidianos ajenos en un pequeño documental en fascículos.


1 comment :

  1. gracias a M. y J. por sacar y pasarnos las fotos de este post: como estábamos trabajando, no las pudimos sacar nosotros... ;p

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