Thursday, November 7, 2019

home(t)raveling 3.0: semana 122

quitándole peso al asunto...


Con la escalera cerrada en un plan un poco más duradero y energéticamente relevante, podemos volver a petar, picar y sacar todo lo que haya que petar, picar y sacar en la planta dos, sin temer de sepultar en polvo nuestra cama y los estantes con la ropa limpia al gran estilo "casa Pompeiana" para los próximos 20 siglos. Les parecerá loco, pero después de prácticamente 2 años y medio, estamos muy contentos de tener -al fin- un espacio limpio que no se vuelve a llenar de m---da cada dos por tres. Así pues, aprovechamos la tímida y muy simbólica declaración unilateral de independencia de Cat de la planta dos, para ir a desahogarnos allí a porraz martillazos y mazazos. Se trata simplemente de aligerar tensiones estructurales y darles aire a las vigas de carga ; o de quitarle, en definitiva, algo de peso supérfluo al edificio. Para así restablecer el orden arquitectónico... Se me está yendo la pinza, chic@s!

no es que seamos particularmente románticos, pero vivimos en esta habitación gran parte de los primeros 18 meses y, ¡le tenemos cariño!
La primera gran ola de derrumbe consistió en quitar la pared entre las habitaciones - pared que era en realidad un tabique doble de ladrillos de 4, montado en sangüiche* alrededor de la cercha principal de la casa. Se construyó eso (si nos guíamos por el papel de pared) en una época en la que el cemento molaba mil, la madera era de catetos, y en la que dejar elementos estructurales a la vista era o bien de pobres o bien para animales de granja. Para presumir de estatus, a esconder la madera y a rebozarlo todo! Hoy en día en cambio, está bien visto exponer todo lo que se puede: cuanta más viga o pieza estructural al descubierto, mejor. En el caso de una renovación, no es solamente por estética: ir a descubrir y dejar a la vista elementos estructurales permite valorar su estado y controlar su evolución en el tiempo. Lo hicimos con las vigas de más abajo, por si la carcoma, la humedad y tal. Aquí pues, lo mismo. Además, es un elemento que nos parece precioso y creemos que merece estar a la vista. Pa' gustos y colores, tu...

Wallis, que al parecer es la única en trabajar aquí (mientras un servidor está jugando con la cámara) ; el punto de reciclaje de ladrillos!

Tardamos unos días (y unos viajes de coche) en bajar, cargar y llevarnos tantos kilos de ladrillos, yeso y papel de pared psicodélico hasta el centro de reciclaje. Aprovechando otro día soleado sin bebé, terminamos de tumbar el segundo tabique, que en estas fotos todavía sigue parcialmente en pie. La satisfacción de sacar la última fila y barrer el suelo por "última" vez, es difícil de expresar con palabras. Y reunificar las dos habitaciones da un espacio grande y luminoso, con esta cercha/proa en medio: ¡muy chulo! Voilà. Hay que decir que con esta última tanda de ladrillos, mejoramos la técnica de no generar tanto polvo, sacándolos enteros de 2 en 2 o más. Antes de quemar gasolina para llevarlos al vertedero, donde con más gasolina los hacen pedacitos y usan para rellenar terrazas o drenajes ; y antes de comprar ladrillos nuevos que son más energía gris y más combustible fósil para producir y transportar, los queríamos reaprovechar aquí, kilómetro cero. Es decir: los dejamos bajo la lluvia un mes para desconchar el yeso, los rascamos y reutilizamos para crear un tabique en la buanderie. Eso ya os lo mostraremos en un próximo post, porque aún estamos en ello. Claro, se tarda más así, por el tiempo de "prepararlos". Pero no consumir materiales nuevos, también es no consumir, y reducir la huella de carbono del sector de la construcción. Así que...

vista panorámica de las 2 habitaciones a punto de ser reunificadas, del cubo que falta por derrumbar y del lado donde todo está por hacer!
Ahora lo que queda por sacar de esta planta, es la mayor parte de la pared de ladrillo que separa la "casa" de la "ruina", pasada la escalera. Y para eso, también, todo el falso techo que hay encima. Ya sacamos el de las 2 habitaciones y está todo el espacio abierto, menos este cubo viejo que ya no tiene mucho sentido, puesto que hemos cerrado y aislado la escalera. Tiraremos primero el cañís (a.k.a. lattis plâtré) -los listones enyesados del falso techo-, separando: los listones que se pueden quemar, el yeso que se recicla, las vigas de 50x80 que aguantan el conjunto y se reusan o queman. Y finalmente, la pared de ladrillos en sí. La de las habitaciones, nos gustaría mantenerla y terminar hasta arriba, si es que aguanta y nos lo permite. Sino habrá que tirarla también para luego reconstruirla... Madre del amor hermoso, la de curro, de volumen y de peso de escombros que vamos a generar, evacuar, separar y reciclar cada uno por su propio circuito! Buf, qué cansancio! Creo que iré a echar una siesta ya...

a modo de despedida, dos bocetos de nuestro querido M. (¿cómo no? sobre papel de cocina) con su visión de futuro para la planta 2!


Y ya está para hoy,
que los caminos largos
están hechos de pasos pequeños!
Abrazos a tod@s,

Wallis, Tongo y Futuna




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* Sangüiche como las famosas y remotas Islas Sangüiche, o como el mismísimo inventor del bocata eponimo...




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