Thursday, July 6, 2017

home(t)raveling: semana 1

Parece mentira: una semana ya que tenemos llaves... y que tenemos casa. Entre Wallis que está trabajando de veterinaria (con animales y todo, sí sí!) y Futuna que está haciendo traducción tras traducción, los primeros 7 días han pasado volando. Pero no hubo ni uno en el que no fuimos allí a currar, y hay que decir que curro no falta. Es más: parece que hay curro y lo habrá para unos años! ¡Qué ilusión! ¡Qué impresión! ¡Qué locura! ¡Cuánta felicidad! Bien.

cuando te vienen a echar una mano y llegan más preparados que tu... ¡vaya cracks!
Para empezar bien y darnos ánimos, tuvimos la gran alegría de recibir una visita casi-sorpresa y muy bienvenida de nuestros queridos M&M, con el ya-no-tan-pequeño U. Como sabían que aún no se podía vivir mucho dentro de casa, llegaron preparados, con nivel y con un estilazo: un camping-car de lujo que entró de milagro por la puerta del jardín y en el que tenían la ducha, la cocina y la nevera que tanto nos faltaban a nosotros (y nos siguen faltando, dicho sea de paso. Je je!). M. tenía un curro urgente que acabar y entregar, pero M., con la ayuda experta del ya-no-tan-pequeño U., se ofreció para hacerles una revisión a lo "servicio integral" a nuestras bicis, mientras hacíamos nuestras tareas previstas - o no tan previstas. Todo un detalle por parte de un ciclófílo profesional y emérito, ya que dichas bicis acababan de pasar un año abandonadas por una granja, después de otro año de uso frenético sin ningún tipo de mantenimiento en T. sur A.! Bueno, que entre partidas desenfrenadas de mikado y de canicas, estos dos hicieron milagros mientras trabajábamos por aquí por allí bajo un sol de fin del mundo julio, nos cocinaron unos ricos menjares y hasta trajeron de su verde Penedés un cava artesano para brindar...
de las manos de M. y U.: cuidado intensivo y MUY cuidadoso para nuestras bicis.

Aplicando religiosamente el sabio consejo de nuestro no-menos-sabio amigo G., hicimos fotos en plan "antes/después", ya que él nos dijo que fliparíamos al ver como estaba antes y que nos costaría creerlo al verlo. ¿Puede esto pasar en tan solo una semana? ¡Pues sí! Miren más abajo los antes/después y créenlo o no, al escribir este post, ya nos habíamos olvidado completamente de como estaba al entrar el primer día.

Porque empezamos, como buenos hiperactivos que somos los dos, a currar desde la mismísima tarde del día 1, abriendo 2 frentes que en realidad fueron 3:

 - la cocina, donde pensábamos poder instalar rápidamente lo mínimo básico para vivir y estar, tener fogón y nevera, una mesa y un punto limpio donde comer, estar con el ordenador, etc. Pero como era de esperar, cuando se toca una cosa, hay que tocar todo. Y cuando piensas quitar el papel de pared, terminas haciendo agujeros en los muros porque es mejor hacerlo bien y del todo que a lo cutre y a medias... Bueno, total: que había 2 capas de papel, 2 de pintura y 3 de hieso y rebozados varios; que no nos podíamos arriesgar a dejar el falso techo por si las bigas estaban mal, tocadas o carcomidas y que descubrirlo en un año iba a ser peor, así que decidimos arrancar el falso techo, que eran paneles de porexpan super-pegados a un lattis (una capa de hieso sobre listones de madera clavados de las bigas); que hubo que arrancar todo esto con pata de cabra y que fue un curro muy sucio. Total: que la cocina va para rato!

debajo del papel de pared, más papel de pared, algo de pintura, más pintura y finalmente: el muro ; pasillo vintage ; bigas y techo/parquet: sanos!

 - el jardín, donde pensábamos quitar muchas ramas y hierbas muy crecidas que no dejaban circular e invadían "un poco" todo. Había, en particular, una hiedra diabólica. La madre de todas las hiedras. Nos recordó mucho a la de T. sur A., pero en versión XXXL, y decidimos deshacernos de ella rápido, porque la hiedra es una porquería que ahoga el suelo, que parásita los árboles, que se come los muros y jode los techos para terminar engullipándolo todo como la mussaka asesina en la peli epónima. Bueno, total: que la hiedra estaba MUY agarrada y que cada metro de muro fue una lucha a muerte. Pero ya le conquistamos unos cuantos metros y fuimos descubriendo tesoros y maravillas debajo: dos ciruelos, dos manzanos y dos higueras, zarzamoras, groselleros y una parra. ¡Ta-tchán! El verano será dulce... También hay avellanos con avellanas y unos sambucos que recortamos un poco porque invadían a saco, pero tienen fama de no ser rencorosos y de volver a crecer siempre y rápido.

el jardín antes, con muchos tesoros sepultados bajo la hiedra, la ortigas y unos arbustos pinchudos ; ganando la guerra contra la hiedra...
 - el hangar, para acabar esta primera semana (¡Ford! qué rápido pasa el tiempo y qué cansancio: creo que nunca hemos dormido tan bien como estas 7 noches...). Técnicamente, el hangar forma parte del jardín ya que estaba literalmente desaparecido bajo la mismísima hiedra. Ah, la excitación de vivir y sentir lo que los arqueólogos al descubrir Angkor Wat entre raíces y lianas... Le dedicamos un par de días para su completa limpieza, porque decidimos que de cara a los próximos 2 meses o así, iba a ser un lugar maravilloso para un campo base a la fresca, con cocina de verano, vistas a la montañita que domina el pueblo y estrellas fugaces gratis! ¿El spot donde hay que estar este verano? Ya saben... Eso sí, acondicionar el hangar supuso rascar, barrer y quitar unas 4 cubos de 80 litros de caca de paloma, varios kilos de telarañas y porquería varia, categoría normal y corriente (entender: madera podrida, chatarra, juguetes de plástico, botes de pintura, cristales rotos y alambre oxidado para parar un tren).

debajo de la hiedra: muro de piedra rústico con banquito y barbacoa, frutales pletóricos con fruta madura y... hangar agrícola con carácter!
También supuso subir al techo y cambiar las tejas rotas o directamente expulsadas por la hiedra, y para quitar un nido de palomas de varios kilos (con su montón de caca incluido, en equilibrio precario bajo la biga cimera...); quitar más hiedra; cepillar las tejas en buen estado pero cubiertas de molsa. Apenas limpio y vacío, el hangar se vio convertido en el centro de reciclaje y volvió a llenarse de porquerías, pero esta vez clasificadas y separadas por categoría en unas pilas muy estéticas. Habrá que encontrarles otro sitio, porque están un poco en medio de las futuras cocina y habitación! Finalmente, también revelamos una red de canales de cemento por el era delante del hangar, cada una más taponada y llena de tierra y raíces que las otras y cuya función parece ser recoger el agua de lluvia y llevarla hasta una tubería que baja hacia la calle. Otro objetivo importante será vaciarlas todas y averiguar que funcionan para poder evacuar el agua de cara al otoño... hasta que nos equipemos con depósitos para recoger el agua de lluvia para el huerto, los baños, la lavadora y qué sé yo...

Et voilà para esta primera semana. No está mal y estamos super contentos, ilusionados y un poco rotos ya. Ja ja! No lo vamos a repetir en cada post, pero las visitas y los echajes de manos están más que bienvenidos!

Hasta pronto,
Wallis & Futuna


el encanto inigualable de lo rústico, de las telarañas y de la madera antigua... ;)



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