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Tuesday, October 4, 2016

un poco más lejos aún... (4 de 8)

Ninjas, cabras y tiranos:
un regustín a Japón feudal.


¿para qué tardar 2 horas en shinkansen si puedes tardar 7 en trenes locales?
Tras escapar de casa del tirano senil de Saitama que fue amigo de Syd Barrett y DJ trance en Goa, y tras ser rescatados por el político gató-filo descendiente de samurais que andaba por allí haciendo campaña con un megáfono en el techo de su coche Isuzu (por inverosímiles que puedan parecer estos dos personajes, ambos existen y cruzaron nuestro camino justo en el anterior capítulo de nuestras andanzas por el Japón...), nos subimos a unos trenes locales y nos entregamos al placido ronroneo del viaje con JR (no él de Dallas sino la de Japón, claro). Camino de Nagano, donde nos esperaba otra experiencia de Helpx, Futuna pudo practicar su hobby favorito dicho "de la meditación profunda", mientras Wallis practicaba alguna actividad que el narrador no puede contaros aquí, ya que se encontraba en un estado de separación MUY completa de la mundana realidad... Pero el tema es que después de muchísimos cambios (véase al lado) que nunca hubieran sido posibles sin el don de organización genuinamente flamenco de Wallis (y la imprescindible página web hyperdia), nos bajamos en el anden de la "mítica" organizadora de las olimpiadas de invierno del 1998. Por lo visto, eso de ciudad olímpica sigue siendo un uni-cuernio-de-abundancia - tanto aquí como en Cortina d'Ampezzo o Barcelona - y pasados unos cuantos años del suceso (más de medio siglo para la perla dolo-mítica y justo un cuarto para la perla catalana), se sigue especulando, comunicando y vendiendo la moto. También se venden peluches de la(s) mascota(s) oficial(es)*... Delante de la estación, mientras esperábamos que nuestro anfitrión/host nos viniera a recoger - cosa que hizo con unas 3 horas de retraso, pero no pasa nada - vimos como una pareja de locales muy bien vestidos nos miraban de reojo sin atreverse a acercarse.
Nagano, Alpes japoneses: vendiendo olímpicamente la moto desde 1998!
Cuando finalmente encontraron el valor para hacerlo, se pusieron a sonreír demasiado con una mueca que daba algo de terror. Habló el hombre, traje gris y corbata azul marino, para darnos la bienvenida, presentarnos a su mujer e invitarnos a cogernos las manos los cuatro y rezar juntos a Dios todo poderoso y el Cristo salvador para que nos inunde su misericordia. Hubo un momento muy raro en el que nos miramos con caras de ¿Y ahora qué rayos hacemos? Tras un ishin-denshin de medio segundo y mientras Wallis cargaba con su mochila, Futuna exclamó: "¡Oh! ¡Ese de allí es el coche de nuestros amigos!" y desaparecimos corriendo. Ford! Lo que hay que hacer para mantener una higiene de vida agnóstica: es más difícil aun hoy en día que lo de querer ser vegano. O fumador. En fin. Tu libertad empieza donde acaba mi proselitismo, o por allí...

Y de repente, llegó Joe-san. Había anochecido ya, que no era poco. Desde el primer momento, este profesor de inglés para niños (llegado a Nagano desde los EE.UU para los juegos y que nunca se había ido) nos trató con mucho cariño, como un padre. Y desde le primer momento, nos prentedió conquistar por el estómago. Al verle llenar en el supermercado donde nos llevó, un carro entero con montones de delikatessen medio japoneses, medio westerns, parecía que hacía la compra de una semana para diez o doce personas. Resultó que era para nosotros dos y para el primer par de días. Esa era su estrategia para compensar algunos de los aspectos más chungos del helpx bajo su techo. Para resumirlos: un rey-hijo caprichosillo, tiránico y psicópata, y una mujer caprichosilla, tiránica y maltratadora. Al fin y al cabo, contaremos poco de este helpx en el que pasamos dos semanas, atrapados entre las colas de varios tifones (y la intuición que él era un espía estadounidense o un testigo protegido exfiltrado bajo una nueva identidad). Cada día antes de salir a sacar malas hierbas o ejecutar cualquier idea de bombero de la tirana de su mujer, mirábamos las frías cortinas de lluvia y nubes grises deshilachándose sobre el valle, desayunando café recién molido y queso de cabra casero. Porque Joe-san, además de tener una vida ocupada y dos tiranos domésticos a los que satisfacer, ordeñaba dos veces al día tres cabras saanen cuya leche transformaba día sí día también y por puro entretenimiento, en un queso fresco que nadie se comía.

bievenidos a Nagano: el hall de la estación con un Futuna errante ; el nitbus local con una Wallis perdida en la traducción sus lecturas (de Tiziano Terzani).
Tal vez fuese el pequeño corral al fondo del jardín su último refugio entre el ruido y la furia** (y podría considerarse esto una alegoría del ente gritón-pataleón y de la cruel shoguna, siendo él el ruido y ella la furia). Y es verdad que toda la actividad diaria en esta granja en la falda del piemonte japoalpino giraba en torno a los caprichos de la jefa y del rey-hijo y - por suerte - en torno a las delicias con las que Joe-san llenaba nuestra nevera (y nuestras barrigas) a modo de compensación. En medio de esta locura, también teníamos un diminuto rayo de sol en la persona de Shino-san, estudiante en turismo y sostenibilidad atraída a este lugar por el bull-shitting online-marketing agresivo de la jefa, que vendía por las redes una "comunidad multi-cultural construyendo un eco-lugar donde crecer y aprender mediante el intercambio y la cooperación". Menuda patraña para un helpx moderadamente organizado en el que sacar malas hierbas era el parche para la falta de tareas más constructivas... A Shino-san, le gustaba comer y cocinar, con lo que conectamos inmediatamente, pasándonos horas cada día entre horno y nevera: aprendiendo, compartiendo, experimentando y poniéndonos las botas!
si tuviéramos que resumir a nuestra querida Shino-san en una imagen, sería esta!

A parte de limpiar el jardín, arreglar los vallados de las cabras y pasear con los dos golden retrievers, nuestras tareas incluían llevar la cocina para toda la familia. Muchas veces, la shoguna pasaba a la hora de comer o de cenar, escogía dos o tres de los platos que habíamos preparado y se los llevaba a su habitación para zampárselos con el pequeño tirano, dejándole al bueno del Joe-san la opción de sentarse a compartir el resto con nosotros - cosa que hacía con gusto siempre que podía, sacando para nosotros sus mejores botellas de saké, shōchū o cerveza y sus últimos experimentos de queso fresco casero. Al margen de lo rarillo que era el ambiente, nos resultaba bastante desagradable tener que presenciar las humillaciones cotidianas que sufría él por parte del rey-hijo de 5 años y de la shoguna. Lo más triste era constatar cómo, al no respetarle su pareja, su propio hijo tomaba el mismo camino, diciéndole barbaridades que no podía haberse inventado, sino más bien haber escuchado y repetir por mimetismo... En estos días, también realizamos a petición de la jefa una pequeña tarima de madera para un rincón húmedo y hundido detrás de la casa (a pesar de que el Joe-san opinara que entre la orientación norte y el metro de nieve durante los meses de invierno, eso no tenía futuro) y una bonita escalera de piedra que quedó bastante digna y fue objeto de orgullo durante al menos las siguientes tres semanas. Des-afortunadamente, no hay ninguna foto de recuerdo de estos dos proyectos que hubiesen encontrado un lugar privilegiado en las columnas de nuestra sección handmade with love.

okonomiyaki de Shino-san, sopa de verduras y ensalada griega Un(t)raveling.
Entre la lluvia que no paró y los caprichos de la jefa que nos asignaba un nuevo proyecto cada día, tuvimos UN día de descanso en las DOS semanas que estuvimos allí. Abandonados nuestros planes de excursión por los Alpes japoneses; olvidada la invitación de dos ingleses a pasar un fin de semana en su refugio de montaña; enterrados nuestros sueños de baños en el famoso onsen de Jigokudani, "el-de-los-monos". Si no tenéis la imagen en mente todavía, os saldrá en cualquier motor de búsqueda poniendo "onsen monos", fuese Bing o incluso Ecosia (!!!). Tant pis... Quedará en la lista del cubo para un próximo retorno al Japón. Para nuestro único día de descanso, pues, fuimos los tres a visitar la cercana ciudad de Matsumoto, famosa por su castillo del cuervo (Karasu-jō, siglo XVI), así llamado por su oscuro color y considerado uno de los más bellos e impresionantes del país. También destacan un hermoso puente rojo digno del de la peli de Imamura (aunque no sepamos nada de la intimidad de sus vecinos) y un museo de historia cuya variopinta colección cuenta con unos tesoros insólitos - como podrán apreciar aquí debajo. En un banquito bajo un arce, iniciamos a Shino-san a la ceremonia milenaria de tomar café con leche del Seven-eleven, tras compartir religiosamente los bocadillos de queso de cabra casero que Joe-san había metido, a escondidas, en nuestra mochila. De nuestras andanzas por el pequeño y pintoresco centro de la pequeña y pintoresca ciudad, sacamos fotos que a continuación les presentamos, sin enrollarnos demasiado porque una imagen vale más que mil palabras.

imágenes de Matsumoto: castillo y arte de la guerra ; calle de las ranas, amigo ninja ; puente rojo y aguas ¿tibias? ; samurais de turno ;
fetiche de Futuna con los kitsune hinari ; ídolo de la fertilidad (sin comentario) ; pez seco que recuerda el de Charles Cros (minuto 03:25).
Apenas llegados de vuelta a casa, nos tocó preparar la cena para la ogra y su criatura, hambrientes y malhumorados, e ir a la cama temprano. A la mañana siguiente, como castigo por este día tan ocioso, nos pidió que limpiáramos el gallinero mientras Shino-san (que sabía usar la máquina de coser), se vió atribuida - al gran estilo revolución cultural - la misión de tejer una gran manta de patchwork que se expondría luego en no-se-sabe-qué evento para el prestigio local de la jefa. Resultó ser que las gallinas padecián pulicosis severa (a Dermanyssus gallinae, un clásico que no parece conocer fronteras) y que Wallis sufrió una infestación instantánea, masiva y de generalizada extensión. A la jefa-shoguna-tirana, no le pareció útil hacerse cargo de la situación, ni disculparse por la mala gestión sanitaria de su averío. Se descargó de toda responsabilidad sentenciando que era una intolerancia a la leche de cabra y aprovechó la oportunidad para montarle una gallina un pollo al bueno de su marido, intimándole de deshacerse de ellas...

realidad "laboral" según helpx: Wallis luciendo lesiones de Dermanyssus gallinae en todo el cuerpo y Shino-san cosiendo en el turno de noche.
Finalmente, llegó el día de irnos, habiendo engordado cada uno su par o tres de kilitos, habiendo conocido a la dulce y encantadora Shino-san y habiendo respirado un poco del aire puro de los Alpes japoneses. Habiendo tenido, también, el privilegio de ojear, entre las novelas del corazón de la biblioteca personal de la jefa, la obra maestra y pilar de la educación de su psicópata de niño: un libro del self-entitled "Doctor" (PhD in psicología) James Dobson sobre cómo educar ¡a los varones! Noten, por favor y entre otras maravillas, el sexto apartado de su vergonzoso bodrio. Claro, entre todos los errores que puedes cometer como padre, el más terrible según él era el que te podía llevar a criar a un homosexual! "¿Cómo evitarlo?" What da fuck?? ¡Qué vergüenza de libro y qué vergüenza de persona! Aunque solo fuera por eso, nos costó mucho mirarle a los ojos a la hora de despedirnos de ella. Qué ganas de ostiarle, por favor...

ambiente en el valle: niebla chunga ; ambiente en la biblioteca de la jefa: "ciencia" chunga ; ambiente por el patio: humedad chunga.
También tuvo la mezquindad de ofrecerse para llevarnos a la estación al último momento por la mañana, justo mientras el Joe-san estaba ordeñando - asegurándose así de que no nos íbamos a poder despedir de él... ¡Oh, las maravillas del helpx! ¡Oh, ese arte delicado de penetrar repentinamente en el cotidiano de desconocidos, por bien o por mal! Mirando para adelante, siempre, y hacia la próxima parada: huimos con rumbo a un lugar remoto y mágico a unas tres horas de Kyoto, en la prefectura de Kyotango, en el extremo norte del Kansai. Pronto volveremos con aventuras, noticias, encuentros y choques culturales!

Mientras tanto, saludos, besos, abrazos, luz y el bien mayor!
Wallis & Futuna


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* Mascotas olímpicas: ¿somos los únicos en pensar que son ridículas, feísimas y todas muy tristemente similares, las mascotas olímpicas?

** El ruido y la furia: alegoría del rey-hijo y la mujer-shoguna ; tambien conocidos como "Dios del viento, Dios del trueno" en una representación local y famosa ejecutada de la mano experta del genial pintor y lacador Ōgata Kōrin, época Edo:




Thursday, August 4, 2016

Hasta el fin del mundo (2 de 8)


... Berlin - Riga: el duo dinámico de la D.B.


Empezamos, pues, el resto de nuestro largo no-viaje por la vida (y por tierras y por mares) en un tren lujoso* y muy limpio de la Deutsche Bahn con rumbo a Warszawa. Eso de empezar el resto de nuestro no-viaje por la vida, que conste que lo hacemos cada mañana. Mucha gente lo llama cotidiano, a veces sin mucho entusiasmo y hasta en ocasiones, con desprecio. Pero el no-viaje al fin y al cabo, es proponerse mirar un poco con esta misma mirada boba de mochilero eufórico cosas como el mercado de cada sábado en T.-sur-A. (y no solamente el del fondo de la Cochinchina o donde Krishna se dejó la alpargata al salir del baño) ; es decidir que te vas a comer la tortilla de patatas del huerto con la misma fascinación y el mismo frescor en las papillas que si de una papaya salad de por allí se tratase. Y que al estar por allí, recibirás el cotidiano con la misma sonrisa tranquila que en casa, sin necesitar que cada día sea un derroche de consumir gente, lugares, productos y servicios puestos a tu alcance para tu disfrute guiríl. En fin, si empezamos así, no llegamos ni...

emprediendo una vez más el resto del no-viaje e inmortalizando el momento!
Mientras tanto, estamos rodando hacia Warszawa en un silencio que tan solo perturba el txucu-txucu de los ejes. Y, bueno... también lo perturba bastante, si hay que serles sinceros, una discusión en inglés -tragicómica y algo molesta- entre el revisor alemán y dos piltrafas hispanohablantes que pretenden ir de listos. Allí vendiendo la marca España por Europa, ¡Ole! Los llamaremos el Duo Dinámico (DD). Viajan sin billete. Bien. En un tren internacional, claro. Unos auténticos genios. En la otra esquina, con el uniforme impecable i el bigote convencido de quien cumple su deber: el revisor de la Deutsche Bahn (que llamaremos DB). Los DD le cuentan en un inglés macarrónico a DB que le dieron sus últimos 60 euros (cada uno) a un desconocido en la estación para que les comprara los billetes en la máquina y el tío les dio "eso" (le enseñan a DB dos folletos del horario del tren) y pues, se pensaron que era el billete y ahora, claro, no les queda un duro:

"Pero quiere decir usted que eso ¡no son billetes de verdad? y ¿Qué significa eso, señor revisor? 
¿Que nos estafó esta persona allí? pero ¿Qué haremos entonces?
Usted nos tiene que ayudar a recuperar nuestro dinero y a lavar nuestro honor!"

Etc., etc., con gemidos y muecas incluidos. DB respira hondo y les repite a DD que eso no es un billete y que sin billete, no se puede viajar en este tren. Que la opción número 1 es comprarle a él, ahora, dos billetes, que costarán 70 euros por cabeza. Entonces los DD vuelven a empezar: ¡que sí que han comprado billetes! le dieron sus últimos 60 euros (cada uno) a un desconocido en la estación para que les... ¿Os suena de algo? Ya... A nosotros también. Estoico, DB explica que eso no son billetes y que -opción númer 2-, de no poder o no querer comprarle billetes a él en el tren, no solo van a tener que bajarse en la próxima, sino que también se les multará allí por viajar sin billete.

cuando entras en otro país y todo resulta más chulo en blanco y negro...
Y los DD que hacen: se ponen a llorar que ¿cómo? ¿una multa? pero... que si no tienen más dinero porque se lo gastaron todo para comprar estos folletos de horario billetes, y fueron víctimas de una estafa en la estación y en lugar de ampararles, la institución de la Deutsche Bahn les pretende hacer más precario aun... Por suerte, DB está hecho un maestro zen ya: sin enfadarse, les da información valiosa sobre toda la multitud de problemas que les espera allí donde pare el tren. Y los DD -que mientras tanto han reclutado a un grupo de compatriotas pos-adolescentes de pocas luces que se improvisan intérpretes piltrafa-inglés para ayudarles- se empiezan a sentir tan orgullosos de ser el centro de atención del vagón (y de haber juntado a su alrededor a semejante manada de chiquillos ansiosos de prestarles auxilio) que les revelan a los chavales, con guiños entendidos y muecas de comedia dell'arte, que se están quedando con DB y que ¡Ole! lo bien que se lo montan para viajar gratis, ¿verdad? Nosotros interrumpimos acá su programa para comunicar nuestra posición al respecto: insistimos en que, si vas a subirte a un tren con la intención de no pagar, uno: no lo hagas, y dos: de verdad, no lo hagas. Ahora, tres: si lo vas a hacer, y sería mejor que no lo hicieses, usa tu criterio para elegir bien la linea. Que no incluya, por ejemplo y para empezar, un cambio de país y/o una frontera física. Que no sea, evidentemente, alguna vez en la que te encuentras con la firme intención de llevar alguna cosa ilícita encima -lo que tampoco recomendamos, por supuesto. Que no sea un día en el que tienes prisa o algún compromiso, tampoco.

Pero bueno, con la tontería, nos entretienen casi hasta la frontera y la llegada a Warszawa no pilla desprevenidos. Mientras Futuna se había adentrado en la resaca de sus recientes vértigos, Wallis mantenía (y aguantó un buen par de horas) una conversación en alemán con una mujer rusa en estado de carencia relacional y de choc pretraumático: casada con un Alemán y llevando años en Alemania, volvía a la idealizada y amada patria por primera vez en años. No hablaba inglés, estaba tan emocionada como angustiada, tenía que hacer cambio con demasiado equipaje y no sabía bien ni cómo ni dónde con todo esto.

el skyline local desde la estación central: clase al gran estilo Gotham City.
No se le ocurría nada mejor que ladrarle todo su estrés del momento en ruso al joven revisor polaco de turno -al que escuchar agresividad redirigida en el idioma del gran vecino invasor, le provocaba un terror y un rechazo arquetípicos: ¿cómo no? Bref, una tragedia de desencuentros y despropósitos en toda regla, que Wallis procuraba arreglar con los recuerdos de aquel semestre de alemán que tomó en 2002, sacados de Ford sabe qué sútil circonvolución del cortex de la memoria. Al abrir ojo, Futuna le miraba con una admiración, enamorada y absolutamente boba, pensando algo así como: "Pero qué maravilla de mujer... ahora como no cargue con la mochila ya y se baje del tren pitando, va a terminar en Moscú con ellos o en el vagón-cárcel con los dos piltrafas de antes".

¡Warszawa! Arropada con Historia contemporánea, fruto del amor entre una sirena y un pescador, dónde resuenan nocturnes de Chopin y ruedas de monopatín en los adoquines... ¡Cúanta riqueza, cultura, historia, arte, belleza! Por desgracia, solo estuvimos por los alrededores de la estación unas horas de la tarde y hasta bien entrada la noche, cuando un autocar Lux Express nos recogió y se/nos lanzó carretera arriba: con rumbo al norte y nada menos que la promesa de un romántico desayuno en Vilnius. Larga noche de piernas dobladas en butacas de terciopelo cansado y de pelis dobladas en polaco, en pantallas de LCD diminutas. La llegada a Vilnius una hora y media antes de lo esperado pintaba a buena sorpresa, a pesar de la llovizna fina y helada que caía. Resultó ser que la estación de buses "Panorama", no estaba cerca del Centro, sino cerca de un Centro Comercial periférico e incomunicado, pero cuyos lavabos (lujosos) y cuyo único-bar-que-vimos-abierto (con croissants recién horneados) cumplieron con lo esperado y nos hicieron más felices que a la Rizitos de oro la casa de los tres osos.

arquitectura contemporánea-concept en Warszawa: farolas "cuchara sopera china", wavy shopping-mall y re-cuchara.
El bus que retomaba el servicio a partir de Vilnius era idéntico y el viaje fue, sino más cómodo, al menos más corto (dormido, todo se te pasa rápido). El paisaje nos llamó la atención al parecernos muy nórdico ya: dominación incontestable del abedul en el paisaje. Muchos árboles abedules; mucha agua bajo todas sus formas: lluvia, evidentemente, pero también ríos, charcos, lagos, riachuelos, marismas, pozas, canales... Así que reflejándose y casi deslizándose por la superficie de tantas aguas, el bus nos dejó finalmente en toda la gloria de un mediodía inesperadamente soleado en pleno centro de Riga. En las espaldas las mochilas y en mano, el último bote de nuestro ya famoso chutney de tomate verde (casero, del huerto, seguramente orgánico y sin duda hecho a mano y con amor), regalo para nuestros hosts de Couchsurfing, tan simpáticos como veganos, nos lanzamos hacia su casa y a descubrir la ciudad...

lo que más se exporta de la marca España: duo dinámico y... ¡trio español!
(encontrado en un supermercado de Riga)



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10 duros el kilo

Nuestra sección especial (hashtag 20 francs le kilo) para los fans de números, los preocupados por el presupuesto o los que tienen curiosidad por hacer camino sin aviones... Encontrarán aquí, pues, la verdad, solo la verdad y toda la verdad (redondeada y sin comas, eso sí):

 - *Berlin-Warsaw (tren Deutsche Bahn): 6 horas / 600 km / 65 (x2 personas) 130 euros.
 - Warsaw-Riga (autocar Lux Express): 15 horas / 750 km / 30 (x2 personas) 60 euros.

En total: 1350 km y 190 euros, o sea unos 14 céntimos de euro por kilómetro (y por cabeza) y 1 noche menos de las que preocuparse...



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* ...

Monday, March 28, 2016

Hortraveling! s02e02 "Agarring the calçots by the horns and poning us the botas"


introduceando los calçots en su exclusiva y selecta versión "cara norte".
"Bueno, la cuestión es que los calçots acabaron siendo bonitos y maduros, y al final nos los tuvimos que comer, pero se nos acaba el capítulo de hoy y no queremos pasar con prisa las fotos, recetas y demás secretos de la primera y - hasta la fecha - única calçotada ariégeoise! Para despedirnos, pues, tan solo compartiremos otra ilusión que brotó por allí entre las coles, gracias al dominio de Wallis en el arte de la encuadernación: un par de Moleskine caseros, vírgenes y - evidentemente - todavía por estrenar. Como una invitación más a empacar, coger mochilas y desaparecer por un tiempo de las pantallas radar. Que se cuiden mucho, pronto volveremos con lo prometido y mucho más..."

Muy bien. Pues sin más demora, ya que no podemos seguir así prometiendo y generando expectativas que no terminan nunca de concretisarse... Y porque estamos ya en peligro de perder su atención si dejamos pasar más tiempo aguantando este insoportable suspence digno de una película del Hitchcock... Para los que llevan desde el anterior capítulo (y desde hace más de un mes, pues) esperando la receta de nuestra querida Martutxis a.k.a délicieuse Marta, a.k.a "la cocinera de tus mejores platos" (aquí el enlace hacia su delicioso blog de cocina), aquí por fin la tienen, en catalán y en detalles:
parte de la cosecha: los hay pequeñines ¡pero los hay hermosos!

SALSA CALÇOTS
(ingredients per a 10 persones)

100 grs d'ametlles torrades i pelades,
100 grs d'avellanes torrades i pelades,
uns 25 grs de pinyons,
1 torrada de pa remullada en vinagre
(millor suau, tipus vinagre de poma),
1 torrada, sense remullar de vinagre
(o 2- 3 galetes María),

2 ó 3 nyores escaldades,

1 bitxo (pebrot picant) petit escaldat,
1 cabeça d'alls escalivats,
2-3 tomàquets escalivats,
1 pebrot vermell escalivat
(o una llauneta de pebrot en conserva),

1/2 litre d'oli verge (de Siurana),

1 cullerada sopera de pebre vermell (paprika),
i 1 cullereta de cafè de sal.


Es barreja tot bé, pensant - amb estima - en els que la menjaràn. Com que tinc robot de cuina (ens confesa la Marta), el que faig és picar primer els fruits secs ben fins, i després vaig afegint els ingredients en l'ordre que figura a la recepta... Nota: és una salsa fàcil però laboriosa perque requereix temps; certs ingredients s'escaliven (al forn precalentat a 180º, uns 45 minuts) i es pelen. Per una altra banda, s'escalden en aigua bullint la nyora i el bitxo, i es treuen les llavors. Els fruits secs es piquen ben fins... Així que ja posats, en podem fer de més, perque és una salsa que es conserva molt bé. Aquí añadimos nosotros que siempre se puede preparar más cantidad, si no es para conservar o congelar (que averiguamos que eso también funciona bastante), pues que sea porque alguién se la zampará en cantidades industriales, huntada en el pan, o directamente: a cucharadas.

y en plan cercano: hay quien diría que a estos se les ve el pelo...
Je je je! Ya puestos a preparar, que se preparen cubos, ¡venga! Es verdad que el proceso es largo, que es más largo aún haciéndola a mano con un mortero, que es una labor... ¡laboriosa! y que quien la asume puede fácilmente llegar a creer que se merece zampársela en cantidades industriales, huntada en el pan o directamente: a cucharadas. Je je je! Ya puestos a preparar, que se preparen cubos, ¡venga! Qué curioso, todo eso me suena, doblemente... 

Una vez lista la salsa, tan solo nos queda preparar los calçots: quitándoles la tierra sin demasiado cuidado, ligándolos en trensas largas con un alambre y metiéndolos sino al fuego, al menos al horno bien bien caliente: la gracia de la cocción es que se queme la piel exterior y el resto se vaya haciendo à l'étouffée, o sea, al propio vapor que se genera y se queda atrapado por dentro hasta que el calçot esté a punto de deshacer solo. Ya saben como va después: se coge por la parte verde, se moja en la salsa y se come a lo salvaje, disfrutando todo lo que se pueda y reconociendo, si hubiera algún tipo de duda, que al fin y al cabo, los Catalanes han inventado cosas maravillosas*. Dimos de probar alguna muestra representativa a nuestros queridos Gee-Jay, a modo de merecida recompensa tras una salida de escalada en Génat o por allí. También los probamos en ensalada con vinagreta: muy ricos; en sopita façon vichyssoise: excelentes; en versión minimalista con huevos revueltos: riquísimos; también en papillote con pescado al curry: deliciosos; y hasta en risotto con setas y mucha (pero que mucha) mantequilla: ¡divinos!

dos estilos y dos escuelas, para un resultado no tan diferente como se esperarían - que los puritas nos perdonen...
La nuestra conclusión: consideramos el experimento como concluyente y declaramos el calçot apto para el clima ariégeois. O el clima ariégeois apto para el calçot, como quieran. También nos parece que mola de mil maneras, aunque hay que reconocer cierto efecto secundario recurrente e independiente del modo de preparación... hum... tiende a provocar con asombrosa regularidad y preocupante intensidad... verán... fermentación intestinal... y... ¿cómo decirlo sin que suene terrible? bueno, digamos que una tendencia en los consumidores a padecer y consecuentemente sufrir eso que llaman "hinchazón". en otra palabra, unas sónoras y explosivas crisis de distensión abdominal. O sea, unos tremendísimos ataques de... ya saben... en fin: gases. Nada que justifique desaconsejar su cultivo, preparación y consumo, evidentemente. Pero a lo mejor quieren saberlo antes de lanzarse... Voilà.

Y como las alegrías nunca llegan de una en una, junto con la cosecha de los calçots, llegaron nuestros amigos los Oxalis, cuya hibernación se acabo con los primeros días de sol. Pero también nos llegaron las fresas que pulularon y se multiplicaron gracias a una política agresiva y audaz de incentivos para los estolones: reducciones de impuestos, ventajas fiscales, parcelas de tierra gratis y hasta subvenciones para quitarle el puesto a las lechugas y las rúculas! De tres pies plantados el pasado mes de abril tenemos más de diez ahora. Y las fresas prometen. Bueno, mejor dicho: las flores prometen.

entre los estolones: un par de sacos de dormir xx-de pluma, un par de esterillas xx-cómodas
y un par de fundas de bivac xx-aislantes, para dormir donde haga falta.
Bueno, mejor dicho: como nos despistemos, los lagartos se van a poner las botas. Y finalmente, como bien habrán entendido ya que esta segunda temporada de Hortraveling tiene más que ver con plantar sueños y proyectos que verduras, les dejamos para hoy con otra promesa de aventuras exóticas y de cielos lejanos, que estuvimos cosechando últimamente. La cosa avanza, el momento se acerca, los planetas se alinean y ya queda menos. Todo esto se está gestando con su ritmo propio y tomándose su tiempo. ¿Aguantaremos hasta que llegue la hora? Y cuando llegue, ¿estaremos listos? Pues seguramente: el más largo viaje se hace al andar y no hay camino, sino una primera pisada. O algo del estilo: ya veremos...

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* y NO nos referimos aquí al submarino; ni al fútbol; ni al caga tío; ni a la tradición de Sant Jordi... Ni siquiera al exquisito y artístico deporte de montar efímeros castillos humanos en las plaças mayores...

Wednesday, February 24, 2016

Hortraveling! s02e01 "Sembring dreams and suelting the amarras"



el Tanuki, muy a gusto en el rincón del compost: un lugar calentito y con moscas.
Ole sus huev ¡perdón! Quisimos decir: Ole su escrot ¡ups! Ole su travesura.
Si no habéis leído nada de la temporada 1, no tiene sentido resumirla aquí: no somos HBO. Y aunque quisiéramos... Así que, ¡pasen y vean! Ocurrieron muchas cosas: acción, pequeños dramas, grandes tragedias, alegrías inesperadas, encuentros y desencuentros, lecciones de vida y persecuciones desenfrenadas (aunque las justas...). Mejor se lo tomen con calma porque a nuestros protagonistas les pasó de todo y más. No les podemos contar las dudas existenciales de las zanahorias ni la guerra entre S. tuberosum y L. decemlineata... Sobre lo ocurrido en la s.01, solo vemos dos opciones: (i) que se lo vayan leyendo tranquilamente y de a poco antes de empezar con esto; (ii) ¡tábula rasa! Den por perdido lo que ya pasó y quédense con lo que está por venir. Sin duda será otra historia, sin dejar nunca de ser lo mismo: "everyday is a journey and the journey itself is home" decía el otro no sin razón y Un(t)raveling se quedó con este pedazo de sabiduríaBienvenidos pues a Hortraveling s.02: semillero de sueños y punto de fuga!


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Cerramos la temporada anterior con coles pudriéndose, con aromáticas pletóricas, con espinacas invasoras, con rúculas arborescentes y con ensaladas cotidianas a lo incredible edible: rebosantes de hojas, flores y frutos. Por culpa de las abundantes lluvias, nuestra carretilla retro-funky-vintage se pasó la mayoría del invierno en el sótano, mientras los verdes amigos catalanes pululaban y empezaban a dar ganas de preparar la salvitxada - o salsa romesco ya que, si bien hay un relativo consenso acerca de su receta*, no parece haberse normalizado nunca el nombre, por falta de un reconocimiento mutuo entre los de Reus y los de Valls... Al fin y al cabo, pensarán, una ñora es una nyora. Pues no, ¡no es tan sencillo! Como tampoco lo fue plantar y cultivar calçots en el lado norte del Pirineo.

entre las frondosas rúculas, un cilantro en flor juega a Ícaro, buscando su rayo de sol.
Más frío, menos horas de sol, más humedad, seguramente unas lombrices de costumbres muy distintas (¿más o menos elásticas, las costumbres? no lo sabríamos decir) y hasta puede que unos hortolanos no tan disponibles para calzar los verdes y tiernos tallos en estos meses de dulce locura, por llamarla de alguna manera. En fin: tras un arranque tardío pero prometedor y que superó rápidamente nuestras capacidades logísticas para cubrirlos con tierra a un ritmo suficiente, nuestros calçots empezaron a crecer menos, hasta permanecer parados durante semanas; trincheras en huelga, tregua invernal, hibernación... No parecía tampoco que nada estaba ocurriendo bajo tierra y los pocos individuos que fueron sacrificados para muestreo se parecían bastante a cualquier cebolla tierna de (super)mercado, pero con un no-sé-qué del Alt Camp. Su sacrificio no fue en vano, no obstante, ya que acabaron en vinagreta para nuestra mayor satisfacción: dulces, frescos y jugosos quedaron. Digeridos en paz fueron.

Abandonamos progresivamente - como la lechera del cuento - nuestros grandes planes y lindos sueños de calçotada multitudinaria: Adieu, centenares de invitados felices! Adieu, bandejas y bandejas y bandejas de calçots humeantes! Adieu, barricas de vino del Priorat chorreando en el jardín! Adieu, los Gipsy Kings versionando el Cant dels ocells a duo con Concha Buika bajo la sombra de un cilantro en flor... ¡Pena nos dio! Pero decidimos finalmente esperar un poco más, darle tiempo al tiempo; y a base de olvidarnos de ellos, dedicarnos a otros asuntos: cuidar de los cilantros, sacar de uno en uno los últimos puerros para sopitas o tartas rollo quiche, resucitar el estragón y las mentas to' marchitaos por el invierno, etc, etc. También se nos ocurrió montar un bancal para las aromáticas al pie de la ventana de la cocina, en pleno sur, con el calor que se acumula en el pie de la pared de la finca. Allí replantamos tomillo, orégano y menta, una lavanda que nos dejaron y hasta un bebe boj que "encontramos" por algún parque natural (¡que noooo! ¡que es broma!). Todos estos se fueron desarrollando felices, aunque de vez en cuando hubo que estar pendientes y darles agua porque este rincón se calentó y secó muy rápido.
entre puerro y cilantro, la mano de su ama ; plato del día riquísimo (aunque solo la espinaca era del huerto) ;
bancal hippy-arty de aromáticas con piedritas, maderitas y antigua cajita de botellas reciclada.
 - Estamos, de hecho, en búsqueda de un romero, a ver si alguién sabe de alguno que esté buscando bancal, o si nos cae del cielo, o si alguien de Catalunya nos visita y se para al borde de la carretera antes de cruzar el Pirineo para traernos uno... Al no comernos lo suficientemente rápido las coles que nos había regalado la vecina, subieron hacia el cielo y empezaron a florecer. Las hojas se pusieron más duras y amargas y si no nos los comíamos antes, pues imaginen después... Muy bonitas las flores, eso sí. Aprovechamos el buen tiempo para salir a comer fuera, sentados en la huerta, charlando de futuro, contando semanas hasta final de proyecto, haciendo planes y esas cosas que veníamos comentando en el título: sembramos sueños, a ver si cosechábamos carretera(s) y manta(s). Quedándonos allá callados, también, de vez en cuando. Es una cosa de las más lindas que hay, eso de sentarte y mirar las plantas crecer.

de a poco entre las coles, fueron brotando sueños olvidados de carretera y manta.
No sé si lo recuerdo bien, pero había este dicho un poco cliché, de los falang para los falang, que corría por Asia del sur-este en aquellos entonces-es - probablemente sacado de alguna edición de la Lonely Planet - y que iba algo así: "Si en Vietnam cultivan el arroz, en Tailandia lo miran mientras va creciendo; pero en Laos lo escuchan". Hay acá, más allá de las caricaturas baratas que pretende vehicular sobre estas respectivas culturas, una realidad hermosa: hace falta una buena dosis de sabiduría para quedarse quieto, para mirar y escuchar la bella magia del mundo que nos rodea ; un mundo que empieza justo en la puerta de casa, en estos hierbajos que pisamos a diario entre el buzón de correo y el sitio donde aparcamos el coche. Parece que algunos no entenderán nunca lo que hace falta: cuánta inversión de tiempo y cuánta dedicación paciente para poder disfrutar de lo que es gratuito, de lo que no trae más frutos que el placer de sentarse en silencio y de sentirse en paz... Diciendo eso, nos es difícil no recordar el comentario medio violento y medio triste de esta amiga nuestra que encontraba estúpido todo el "tiempo invertido/perdido" con el blog, "si total no os trae ni os traerá un duro!". Como si la felicidad, la satisfacción o el ocio se tuvieran que medir en términos de rendimiento económico. Cuando son más bien (en nuestra humilde opinión) algo como un hospital o una escuela: cuando empiezas a valorar su rentabilidad o su balance financiero, es que ya te has olvidado de su propósito... En fin, muchas gracias una vez más al J. Kerouac por su mantra de los amigos (y de todos los demás seres humanos) que logra sacarnos de apuros regularmente: ella también, "equally empty, equaly lovable, equally a coming Buddha".
Presentándoles finalmente al misterioso inquilino catalán del huerto: Allium cepa.

Y así pasan los días, cantaba Nat King Cole en esta peli que en el 2000, nos puso a todos en el humor para el amor (parece que hace siglos ¿verdad? era antes de Google, antes de Facebook, antes de Youtube, antes de Whatsapp... ¿cómo vivíamos entonces?). Total, así pasaban los días y será que mirábamos hacia otro lado, que escuchábamos crecer a otras plantas u otros planes, porque de repente, nuestros calçots se habían hecho mayores: votre fille a vingt ans, que le temps passe vite, Madame, hier encore elle était si petite. Et ses premiers tourments sont vos premières rides, Madame, et vos premiers soucis. De soucis, los únicos que hubo en el jardín florecieron hará un par de semanas ya, aquellos que marcan la frontera entre nuestra parcela y la de la señora María. Calendula officinalis, para los aficionados a la nomenclatura binominal del Linne, se puede comer en ensalada y da un pigmento no tóxico, de color crema intensa, que se solía utilizar - nos enseña Wikipedia - en la industria agro-alimentaria para oscurecer la mantequilla y hacerla parecer "más natural". Vaya...

Hace poco -que casualidad- escuchábamos que al salmón (Salmo sp.) se le echa un extracto de gambita rosa concentrado en el pienso para que recupere el color famoso y emblemático que nunca debería haber dejado de tener. Si ha dejado de tenerlo, es porque la gambita rosa que come en la vida real es más cara que el pienso que se le da y sin ella, pues su carne es grisácea y nadie la quiere comer. Y menos aún comprar, lo que es peor para quien lo produce. Mientras tanto, el desgraciado flamenco Phoenicopterus ruber ya poco le queda de ruber, precisamente porque la gambita rosa de la que se deleitaba él también - filtrándola de las aguas turbias con su singular pico - está en peligro de extinción por la contaminación de dichas aguas turbias. Salmones grises, roseados ; manteca blanca, oscurecida ; carne fake, de remolacha y soja: si somos lo que comemos, sin duda somos cada vez más gato que liebre!

libretas de viaje para viajar: papel y cartón reciclados, cola de pared, encuadernación copta, diseño exclusivo.
Bueno, la cuestión es que los calçots acabaron siendo bonitos y maduros, y al final nos los tuvimos que comer, pero se nos acaba el capítulo de hoy y no queremos pasar con prisa las fotos, recetas y demás secretos de la primera y - hasta la fecha - única calçotada ariégeoise! Para despedirnos, pues, tan solo compartiremos otra ilusión que brotó por allí entre las coles, gracias al dominio de Wallis en el arte de la encuadernación: un par de Moleskine caseras, vírgenes y - evidentemente - todavía por estrenar. Como una invitación más a empacar, coger mochilas y desaparecer por un tiempo de las pantallas radar. Que se cuiden mucho, pronto volveremos con lo prometido y mucho más...

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* para reconciliarlos a todos: la única y definitiva receta de salsa calçots de la Martutxis, sin lugar a dudas la mejor del mundo y aunque no se pueda averiguar qué más da porque con esta ¡van a pli-far! En exclusividad, en el próximo capítulo de Hortraveling! Para que se queden mientras tanto con una imagen encantadora y singular del singular encanto del Alt Camp (si la receta viene de Reus y los calçots de Lleida, algo hay que darles a los de Valls), les recordamos acá que en el número 24 de la calle R del municipio de Cabra del Camp (43811), les espera una obra arquitectónica sin equivalente, edificada en el año 1970 y visitada desde entonces por más peña de la que piensan (sin que tengamos datos válidos para avalarlo)...