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Saturday, September 30, 2017

home(t)raveling: ¡mes tres!

¡Ole! ¡Qué bien! ¡Yujuu! etc. Con una alegría imposible de disimular, les presentamos con imágenes y mucho placer, el estado y el avance del proyecto Home(t)raveling al cumplirse tres meses del inicio de este bonito largo viaje... ¡Vamos!

milagro de la naturaleza: el cortejo del camión de PointP, depositándole al 2c15
los materiales necesarios a la construcción del nido antes de la llegada del frío.
Durante la primera mitad de Setiembre, estuvimos entretenidos con la instalación eléctrica de casa. Antes de eso, habíamos tenido que quitar los falsos techos originales (precioso ejemplo de obra artesanal tradicional con tapetas de madera enyesadas a mano). No fue tanto por unas irrepresibles ganas de pasar horas sudando en un peto integral de Tyvek® con mascarilla, gafas de protección y guantes, subidos en una escalera para arrancar con pata de cabra esta estructura vieja de 30 años o 40 años, llena de polvo y telarañas, depositora del aislante rural natural de antaño - es decir: mazorcas de maíz, ramas i paja - y con un clavo cada 5 cm, sino más bien para poder apreciar el estado de las vigas, ya que los parquets mostraban indicios de visitas pasadas de xilófagos... Una vez hecho, eso nos permitió rascar o lijar dichas vigas, tratarlas generosamente contra las visitas futuras y pasar allí arriba la mayoría de los conductos eléctricos. "Solo" nos quedó, pues, terminar de hacer lo mismo en la primera planta, con energía, con bastantes bolsas y cubos grandes de escombros, con unos cuantos más viajes de 2c15 a la "déchetterie" local y con algún encuentro inesperado incluido... Teníamos un poco de prisa para empezar (y concluir, está claro) la urgente, sabia y muy estratégica tarea de aislar dichos falsos techos antes del invierno y de la llegada del frío. Destruir, limpiar, evacuar resíduos, limpiar, reconstruir, limpiar, etc. Las laboriosas idas y venidas del 2c15 por el portal del jardín, cargado como un guardia de refugio a principio de temporada, no tardaron en llamar la atención de la fauna de tracción mecámica local, deleitándonos con un espectáculo digno de los documentales de la National Geographic: unos días después y sin previo aviso, se presentó delante de casa un camión de plumaje rojo de un tamaño consecuente. Tras haber girado y contra-girado incontables veces con pitidos incluidos en la callejuela, encaró las plumas de la cola frente al portal y empezó su lento y majestuoso baile de cortejo.

el camión en pleno frenesí de descargar material de construcción por el jardín ; poco después, Wallis en estado de shock. Y ahora, ¿qué?
Sujeto de la especie Entregarius domiciliaris ssp. Pointpéus, el camión no tardó en hacer su demanda formal. Estabilizadores a tierra, dejó en el jardín nada menos que 5 palets conteniendo placas de pladur yeso y perfilería (csp. nuestra superficie de techos + algún que otro tabique o pared) así como colchones de lana de madera (un aislante natural, ecológico y bastante sanote, que no solo tiene la ventaja de no ser tóxico, ni irritante, ni impregnado de sustancias volatiles, sino que además tiene mejor aguante mecánico en el tiempo y un tiempo de desfase superior a los aislantes minerales*) en tal cantidad que no sabíamos donde ponerlos. Con medio palet por aquí, medio palet por allí, sí que lo colocamos todo - pero no sin tener que cambiarlo todo de sitio un par de veces antes de llegarlo a utilizar.

lana del rey de madera por las habitaciones ;  lana de madera bajo el hangar ; lana de madera en la granja... en fin, lana de madera pa' todos lados.
El camión se fue y nos pusimos al trabajo. Para colocar las placas de yeso, hay que instalar ANTES del aislante toda la perfilería atornillada y colgando de la vigas, usando metros de cordino tendidos por toda la superficie de las habitaciones, colocados al milímetro con nivel, con el maravilloso laser (que nos prestó el excepcional y adorable K., el albañil que nos acompañó y asesoró para la obra de la planta baja) y con clavitos, escaleras, andamios y regla de paleta de 3 metros. Es todo un camino de cruz para conseguir que el futuro falso techo esté absolutamente horizontal y a nivel, cada uno de sus raíles paralelos suspendidos cada 50 cm y fijados cada 1,20 metro perfectamente alineado con los demás raíles. Un infierno. Un dolor de cabeza. Una matada. Un calvario. Una locura. Un placer sin nombre cuando, finalmente, cuadra todo. O cuando uno se auto-engaña y decide de una vez que ya está, ha quedado lo suficientemente bien, claro.

techo de una habitación "antes" y "después" ; techo de la cocina ; techo del pasillo/wc y, al fondo, del futuro cuarto de baño.
Con el uniforme anti-polvo puesto (!!!) pudimos pasar al siguiente etapa: cortar a medida e insertar las colchonetas de lana de madera en su sitio o sea, en los irregulares y anfractuosos espacios entre las vigas. Si bien la lana de madera es absolutamente inocua e inerte, produce una especie de serrin muy fino que "tiende a desprenderse a la primera de cambio. De allí que golpear fuertemente una colchoneta de estas que acabas de serrar con una herramienta eléctrica, para hacerla entrar - medio metro por encima de tu cabeza - en una luz ligeramente más estrecha y cuyos bordes son bastante ásperos, se transforma rápidamente en un test de calidad de tus EPIs**. Hasta aquí, bien. Sudada garantizada, dolor de espalda al final del día también. Entre la planta baja y la primera, hay 12 cm: bastante como para conservar el calor un rato abajo. En el techo de la primera, hay 20 cm entre vigas y 4 cm más, en perpendicular, debajo: así el calor que acaba subiendo se queda y no se escapa! Es una tarea fastidiosa, penosa, cansada e ingrata, pero sistematizando un poco el proceso - uno arriba que mide, grita las dimensiones y coloca los trozos, uno abajo que corta y pasa los trozos, y se encarga de optimizar sobras y recortes -, la cosa no va tan mal. O sí. Sin embargo, la mediocridad no es un opción aquí: si te quedan grandes los trozos, son imposibles de colocar. Si te quedan justitos, se caen al suelo patéticamente. Toda una masterclass de precisión y excelencia en acción. En fin...

los colchones, tal cual ; el taller de optimización de recortes ; la pimera capa de 20 (12+8) cm ; Wallis en pleno esfuerzo para la segunda capa.
Y una vez acabado, cuando podríamos habernos tomado unas merecidas vacaciones a las Maldivas, tuvimos que enganchar sin tardar cinta de doble cara en los raíles y perfiles, para poder pegar una membrana retardadora de vapor hiper-mega-bio y super-importante para evitar que la condensación se vaya a meter allí donde no queríamos. Plantas baja y primera: ¡ale-hop! Desenrollar, medir, cortar la membrana, enrollarla, colocarla bien alineada, solapar 10 cm con la anterior, desenrollar manteniendo la tensión, la alineación y el paralelismo, quitar la protección de la cinta de doble cara y pegarlo todo bien puesto. Un infierno. Un calvario. Un dolor de cabeza. Una matada. Una locura. Un gran vacío cuando te despiertas a la mañana siguiente y descubres que con la presión de las colchonetas de aislante transversales, se ha despegado y caído al suelo toda la maldita membrana. Solo en la primera planta - es la buena noticia - ya que abajo había menos cantidad.

las luces del salón, ya con toque vintage-upcycleado ; una colchoneta en huelga-de-alcanzar-su-puesto-de-trabajo ; Wallis y la membrana bio.
Entonces, pues, ¿qué remedio? tuvimos que empezar de nuevo y colocar dans la foulée, acto seguido y sin más demora, el pladur. Pero eso realmente y con toda la mejor voluntad del mundo, tuvo que ser luego (del palo un par de semanas después o así, porque la vida te lleva a veces y cuando dejas una tarea, no siempre sabes cuando podrás volver a ella, si es que vuelves. Y además, también será otra historia ya, porque se está haciendo tarde, el sol se pone sobre Wallis y Futuna y la verdad es que a finales de Setiembre, eso es lo que había.


Cuidense y pasen lo muy bien,
volveremos prontito
con más aventuras hogareñas.
Abrazos y besos,
F & W


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* el tiempo de desfase térmico define el tiempo que tarda un aislante en restituir las calorías absorbidas. Es sensiblemente superior para la lana de madera respecto a la lana de vidrio o de roca (8-10 horas contra 4, generalmente), cosa que es interesante porque las calorías absorbidas debajo de un techo durante el día en verano tenderán a "llegar" hacia el final de la noche, cuando la temperatura de la vivienda es mínima. De manera similar, las calorías absorbidas procedentes de la calefacción en invierno serán devueltas horas después de que se apagase dicha calefacción, limitando así la bajda de temperatura al final de la noche... voilà.



** equipos de protección individual.


Thursday, June 29, 2017

home(t)raveling: les premiers pas

Cinq mois sans publier ici. Un(t)raveling, ou le grand silence radio blanc - et vert (parce qu'hivernal ET printanier). Ce n'est pas qu'on n'avait rien à raconter, mais plutôt qu'on n'a pas eu le temps de se retourner et encore moins celui de s'asseoir pour écrire quand on avait déjà du mal à tout caser... De retour du bout du monde (voir les posts correspondants -juillet à décembre 2016- si vous avez le temps et l'envie de nous suivre là-bas), Futuna a repris la bonne habitude de la visite rituelle et saisonnière au Pays basque, pendant que Wallis découvrait un nouveau terrain de jeu au cœur de la Charente limousine.

une "vue de ma fenêtre" qui entre au menu : l'ancien prieuré de l'abbaye Saint-Volusien et son bijou d'église romane (XIIº).

Et puis soudain, un jour, les brebis et les vaches n'ont plus eu besoin de nos services. On a bougé encore un peu dans le sud de notre chère Nouvelle-Occitanie, en cherchant un point de chute en Ariège où poser les valises pour quelques temps... Il y a eu également (et il y a encore pour quelques jours), un studio aussi provisoire que providentiel, dont la #vue de ma fenêtre s'est imposée naturellement dans le haut de notre classement. On tachera de vous raconter un peu tout ça en réchauffé un de ces jours (vœu pieux : si on arrive à tenir le présent à jour tout en rattrapant petit à petit le retard accumulé, hum, on criera/croira au miracle - c'est là qu'un assistant parlementaire tomberait à pic...), mais pour l'heure il faudra nous croire sur parole, c'était bien, c'était chouette, on y retournera. En résumé, on voulait trouver un endroit frais l'été qui soit aussi chaud l'hiver, abrité mais au soleil, urbain et à la campagne, moderne tout en étant ancien, petit mais pas au détriment de l'espace, à la fois loin de tout et près de tout, etc. Comme dirait N-o: la base.

c'est peut-être pas celui de Saint-Pierre, mais il en jette un peu, hein?
Bref. Dit comme ça, vous devez vous imaginer que ça n'a pas été facile. D'ailleurs, à un moment donné, on a bien cru qu'on devenait fous. On pourrait s'la raconter et faire genre qu'on a trop assuré. Mais pour faire  simple : on a eu beaucoup de chance. Voilà. Un miraaaacle! Je vooooole!* Tout à coup, alors qu'on ne s'y attendait pas le moins du (bout du) monde, bim! ça nous est tombé sur les nez et ça nous a tapé dans les yeux. Sans douleur et (presque) du jour au lendemain. Après une année de nomadisme sous la pluie, de non-voyage au bout du monde, de sans-domicilisme et d'untravelismes divers et variés, on s'est retrouvés avec des clefs en main (plutôt un beau trousseau, ma foi), une maison à rafraîchir et à habiter, et un jardin à vivre et à potager! Il était 2017, le mois de juin s'était déjà levé de sa chaise pour laisser la place à juillet. Du coup, dans la dernière ligne droite du quatrième anniversaire d'un(t)raveling (3 ans et 8 mois pour être précis), on a des bougies à souffler et un cadeau à ouvrir. On est très heureux et très émus de démarrer ensemble une nouvelle étape, et d'inaugurer ensemble un nouveau chapitre de ce blog :


Bienvenue à home(t)raveling!


Voilà: il y a beaucoup à dire, et beaucoup plus à faire encore. On  aimerait poster des mises à jour assez régulières, en images au moins, pour partager le projet et les progrès ici. Et évidemment, après des kilomètres de route et avec une hotte pleine à ras bord de maisons d'une nuit ou d'une semaine, d'hospitalité et de bons moments, on espère recevoir beaucoup de visites (et quelques coups de main aussi, même si c'est loin d'être obligatoire!). C'est dit, donc à bientôt en Ariège, - mais juste, peut-être, pas tous à la fois quand même...

Wallis & Futuna

il suffit de passer le pont la porte, et c'est tout de suite l'aventure. laisse-moi tenir ton jupon, j't'amène visiter la nature (merci et pardon, Georges)!



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* Histoire de relancer le grand jeu du "Qui veut gagner une carte postale ringarde ?" et parce que nos exemplaires du Génie des alpages sont dans un carton anonyme sous une pile effrayante de trucs en équilibre instable dans un box de location beaucoup trop étroit : au choix pour une carte postale ringarde, donc, comment s'appelle la brebis qui pousse ce cri du cœur? Et à défaut, c'est dans quel album ? Ou même : comment s'appelle l'auteur de cette bédé culte ? Allez, ça fait si longtemps qu'on n'a envoyé de carte postale à personne, un bon geste m'sieurs dames...



Friday, March 17, 2017

l'arbre qui (ne) cachait (pas) la forêt

Comme (presque) chaque hiver depuis (presque) dix ans, le pays basque français (aka Euskal Herria, Hiparralde ou basse Navarre: appelez-le comme vous voudrez) nous accueille pour un mois ou deux, le temps d'y faire du travail saisonnier et vétérinaire - à moins que ce ne soit plutôt le contraire.

brebis Manech "têtes noires" et "têtes rousses" au pré et au soleil du pays Quint.
Si l'on y revient encore et toujours, c'est sans doute moins pour le travail en lui-même* que pour son cadre magnifique : vert et minéral, domestique et sauvage, désert et habité, intense et bienveillant, etc. (les qualificatifs manquent souvent, les contrastes, jamais : jugez plutôt). C'est donc peu à peu devenu une habitude et, sans qu'on s'en rende compte, ce vrai petit val qui mousse de moutons, ce trou de verdure où chantent plusieurs Nive (allez, quand d'autres rendent montres et costumes, rendons à Arthur ce qui est à Arthur) a pris une place de choix parmi nos #backyard views: ces non-maisons, résidences temporaires, haltes nomades et autres "et toujours l'on revient, à ces lieux du passé, où l'on aimait la vie"** qui nous ont ouvert leur porte et pas que, pour une nuit ou pour plusieurs années. Car l'incroyable richesse et la variété des "vues de ma fenêtre" offertes par nos maisons sur roues (successivement le TRANSITion! et le 2c15), différentes chaque matin, ne sauraient éclipser celle d'ici, du premier étage du cabinet vétérinaire. Toujours la même et pourtant, elle aussi, toujours différente. Au prix d'une prétérition, on vous épargne le proverbe bouddhiste du bain dans la même rivière et de l'eau nénamoins toujours renouvelée. Et pourtant Ford sait que ça viendrait à point et tomberait à pic. Ça, c'est fait. Reste encore à caler une prosopopée ou un hypallage quelque part et on aura le quota pour aujourd'hui.

star indiscutable de nos séjours hivernaux ici: l'arbre par la fenêtre, qui est aussi au deumeurant par-dessus le toit (si bleu, si calme?)
Bien. Ce post ne prétend pas faire l'éloge de la routine - quoique - ni du bonheur d'ouvrir la fenêtre chaque matin pour découvrir le même paysage, mais bien rendre hommage à celui-ci en particulier: pousser le volet, regarder le ciel (rendons à Saint John ce qui est Saint John), lever les yeux de l'écran et embrasser du regard la ligne des crêtes pelées d'Iparla ou des sommets boisés d'Iraty. En un mot, ce paysage en particulier avec ses circonstances, ses fermes accrochées à flanc de colline et... son arbre désormais presqu'aussi légendaire que celui du Ténéré. Tout comme la vue de la fenêtre, les journées ici - et c'est finalement rassurant - se suivent et se ressemblent toujours un peu. On se lève avec le soleil, on roule, on monte par là, on fait la tournée, on court après la montre, on casse la croûte, on recommence à tourner et à courir après la montre, puis à la fin on redescend pour recommencer le lendemain. Vu de plus près, ça donne ça:
lever de soleil sur le Béhorléguy, qui dépasse un tas de fumier à la Schopenhauer.
On se gare dans la cour d'une ferme, on serre des mains, on parle du temps, du monde qui marche sur la tête et de la même chose que chez le voisin : le prix de l'agneau qui dégringole, le prix de l'aliment qui s'envole, le poids ahurissant des contrôles et des paperasses, la pression et les contraintes qui pèsent sur les éleveurs, chaque année un peu plus lourdes, le peu de jeunes qui s'installent, le futur incertain et le ras-le-bol croissant...

" - Bon, allez. C'est pas tout ça, mais va falloir s'y mettre, hein!" À partir de là, deux options possibles, qui ne changent pas beaucoup le déroulement du machin:

a) " - Comment vous voulez faire, docteur? Il faut vous les tenir? Ah? Bon bon... Oui, d'accord. Je les attache, alors? Oui? Vous êtes sûr? Non non, docteur, c'est comme vous voulez, hein."

b) " -Tu es stagiaire ou tu as fini les études? Tu vas les faire comme ça même, hein? Ah non? Il faut te les attacher? Pourtant d'habitude... Bon, d'accord, c'est comme tu veux, hein."

Dans les deux cas, ils finissent par les attacher de plus ou moins bon coeur et on peut faire le boulot. La question se résume finalement au temps que ça va prendre. Puis on fait signer des papiers (chaque année un peu plus), on se passe un coup de jet sur les bottes et sur les mains, on serre des mains ou le poignet qu'on nous tend puisqu'on vient de se laver les mains, et on part vers la ferme suivante. On évite un chien débile qui se jette sur/sous les roues du 2c15 pour les mordre, et de temps en temps, par nostalgie de l'époque où on découvrait encore la région, on se perd un peu histoire de dire, d'explorer ce chemin mal carrossé ou de pouvoir demander à cette vieille qui bine ses poireaux au soleil où est la maison Truc-etchea ou le GAEC Machin-berria... Le train-train, en définitive.

heureux, espatifflés au soleil et à l'abri du vent à l'heure de la sieste - "pas un seul bruit d'insecte ou d'abeille en maraude..."***
Quand midi sonne (ou midi et demie, ou une heure, ça dépend des jours, des tournées et de la bonne volonté des éleveurs), on s'arrête pour manger un morceau. S'il fait moche et froid, ou si un délégué local nommé par le GDS a pris sa journée pour accompagner la tournée, on va au resto manger un menu ouvrier. Pour 12 ou 13 euros, c'est l'indigestion assurée: garbure au talon de jambon, hors-d'oeuvre, crudités et/ou charcuterie, viande et garniture, fromage de brebis et dessert gâteau basque. Le tout servi généreusement à la mode grand-mère ("vous n'allez pas me laisser ça!"), avec souvent de l'oeuf, du lard, de la friture, de la sauce au beurre et - bien sûr - le gros rouge et le café compris. Même avec des années d'entraînement, c'est toujours difficile de repartir avec tout ça dans le bide. Et pas question de demander "juste un plat du jour en direct" ou "une petite salade verte sur le pouce". Déjà que refuser le pastis pour l'apéro, c'est limite un affront, imaginez le tableau si on demandait poliment des légumes verts bouillis.

comme les porcs basques: trouver un bon spot au soleil et à l'abri du vent est tout un art, qui demande patience, expérience et intuition!
Heureusement, s'il fait soleil et/ou quand la saison est un peu plus avancée, on a l'habitude d'emporter une baguette, du pain, du fromage et des fruits, pour casser la croûte dans ou à côté de la voiture, quelque part avec un peu de vue et pas de vis-à-vis. La sieste de l'après casse-croûte est alors un des petits plaisirs les plus merveilleux qui soient. On se chauffe la couenne au soleil, à l'air libre ou derrière le pare-brise, on rêve éveillé et on déconnecte un moment. Ce qui nous conduit à la principale raison pour laquelle on revient encore et toujours (d'accord, la deuxième principale raison, la première étant que c'est un travail rémunéré et que si c'était bénévole, on irait sans doute se promener sans passer la journée les pieds et les mains dans la m---e, au c-l des mignonnes brebis et des gentilles va-vaches): pour le cadre exceptionnel de ce bureau à ciel ouvert. On regarde par la fenêtre, on s'emplit de paysage, on se gave de vert et on respire profondément ce coin de paradis pyrénéen qui ne ressemble à aucun autre. Jugez encore et plutôt:

quelques-unes de nos aires de pique-nique sauvage, jamais très loin de la civilisation, toujours uniques, suspendues entre le vert et le bleu.
Et ce n'est pas du snobisme ni du 64-isme version Euskal herria, hein. Ossau, Aspe et Barétous sont fascinants, les Pyrénées centrales (dites "hautes") grandioses, le Luchonnais magnifique, l'Aragon majestueux, la Catalogne a ses Encantats, l'Ariège ses trésors de caillou, de vert et d'eau. Les Pyrénées sont belles jusqu'au Cap de Creus, où elles se jettent nues dans la Méditerranée - ce n'est pas nous qui vous dirons le contraire. On essaye d'ailleurs de leur rendre hommage aussi souvent que possible dans ces colonnes. Mais ça n'enlève rien au charme unique de la basse Navarre. Aaaah, la basse Navarre: ses villages typiques, ses brebis folkloriques, ses bergers rustiques, ses prairies buccoliques... sa faune endémique! Parmi les résidents habituels du cru, le vautour fauve est un modèle d'intégration: au paysage, à la chaîne alimentaire et au modus vivendi local. Nettoyeur à haute pression, moins cher et plus durable que l'équarrissage, véritable cul-de-sac épidémiologique pour plein de germes pathogènes, c'est également - malgré le déni forcené et coupable des autorités comme des ayatollahs de la LPO - un prédateur occasionnel dont la prolifération met en danger les jeunes et nouveaux-nés au pré, sans parler des bergers et randonneurs imprudents. Énormes, gras et pas impressionnables pour deux sous, les vautours vivent à l'aise au contact des humains et de leurs troupeaux. Certains finissent même confortablement assis dans des bureaux de banques ou d'administrations!

ô Gyps, suspends ton vol, et vous, heures propices, suspendez votre cours: laissez-nous savourer les délices, des plus beaux de nos jours!
Une fois terminée cette pause délicieuse, ce(tte) (t)rêve éveillé(e) ou pas, cette bulle d'autre monde, il faut y retourner. Enfiler à nouveau les bottes crottées et à nouveau zipper la combinaison, pour mieux redescendre à la terre, à ses petits tracas et ses mondaines préoccupations. Dans la bonne humeur et contre la montre, comme tout au long de la matinée, faire de la mauvaise volonté des uns et de l'esprit de contradiction des autres un entraînement de guerrier zen. Il n'y a rien au bout de la patience: au bout de la patience, il y a plus de patience. La pile des DAP (document d'accompagnement de prélèvements) diminue lentement. Mais centrer son attention sur le résultat ne mène nulle part. Seul existe le moment présent. Oooom! Enfin, bon, ça c'est la théorie... "Milesker! Adio!" Le chien, la voiture, les pneus... Jusqu'à ce que tout à coup, l'accordéon expire, le dernier DAP soit signé et les derniers vacutainers soient dans un sac en plastique fermé, dans le coffre de la voiture: mission accomplie, retour à la base. Paperasse, lessive, douche. À un moment ou à un autre, le soleil se couchera derrière les crêtes d'Iparla, il y aura de l'ardi gasna pour accompagner la soupe au dîner, et sans doute un verre de rouge. Et demain, alors? Bah, on recommencera.

de retour à la base: coucher de soleil depuis la terrasse, ardi gasna fermier pour le dessert et calme humide de la nuit (et un hypallage, un!)


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on l'a déjà évoqué (plus d'une fois!) dans ces colonnes et en cliquant sur les mots-clefs "vétos, vaches, brebis, bétail et/ou Iparralde" dans le minibus/nuage de mots de la colonne de droite, vous devriez trouver quelques posts pour une petite mise en bouche, ou mise à jour rapide.

** traduction approximative et immédiate de la canción de las simples cosas, bien sûr: autre référence récurrente et autre milestone d'Un(t)raveling, dont on ne se lasse pas, qu'elle soit chantée par Chavela Vargas, Mercedes Sosa ou, comme ici, par Concha Buika.

*** extrait de La sieste de José María de Heredia (1842-1905). cherchez-le, lisez-le, piquez un somme...


Sunday, April 17, 2016

in the sun and on the rocks...

...to celebrate the centième Un(t)raveling!*

the sign that said it all: both where you are and where you're headed.
On that sunny Saturday morning, after an early walk to the market to buy the legendary fougasse fraîche from le baker man with a moustache (not the Georges Brassens, hein: another man with a moustache, also very famous and admirable in the commitment to his own fine art/craft), we met dear J. shortly before eleven, as she parked her car in the garden devant la cuisine. We checked our gear and chatted a little bit before getting in the c15 with votre serviteur in the back, among the bags and ropes, ballotté dans les curves like a poor boarder collie... Awoooof! Enfin, about 3 miles later, we parked at the end of the chemin de derrière le chateau, in picturesque Contrac, took the stuff and started the pleasant half-an-hour approach to the foot of the route. Although we are aware of our issues with digression, we believe it would be convenient to squeeze in here a short anecdote about the rare privilege we had then: to witness a unicorn mare grazing in the sun with her unicorn fowl. Both were proud, strong yet elegant members of the local breed of unicorn called the brune des montagnes ariégeoise à corne bleue. A surprisingly good picture was shot and we are happy to humbly contribute through these columns to the progress of mythozoology. Or was it zoomythology?

the Roche ronde in all its splendeur ; the close encounter of the troisième type ; the steep approach to the pied de voie.
For obvious reasons - which would be ridiculous to reveal here, though we'll sure enough do it anyway through an opportune rhetoric figure such as la prétérition -, we had agreed to go and climb Pénélope. This short multipitch named after Ulysses' wife offers about 110 m and four pitches of very easy (V, V+), homogeneous climbing on generally good rock, with  nice views all the way up to the small but impressive summit (the Roche ronde herself) with a 360º panorama from the top. It seems unnecessary to highlight here that Pénélope became famous by waiting for her sailor man Ulysses who went to war and came back by the chemin des écoliers or maybe doing l'école buissonnière, as you prefer... While she waited for him, Pénélope had to stand in the middle of a truly odious tempête politique and keep sitting at her loom at the same time - which is quite un morceau de bravoure, if you think about it: to keep standing while remaining seated.

the ground from the first belay ; the iris overlooking the vallée de la Courbière ; the promising second pitch ahead.
Pénélope then went viral among Ithaca's main social networks when she committed to weave a seemingly endless shroud during many days and over 1001 nights (this last bit of data may not be absolutely accurate: Wikipedia could ask for some references here). Once you know all this, you quite easily can figure out by yourselves how the absence of the sailor man out a sea, the rock face of the Roche ronde hoisted to the wind and the curly metaphor of climbing ropes threading themselves along the pitches under a sun presque méditerranéen... how all these - well - convinced us to pick this particular climbing on that particular day with that particular friend (see that prétérition thing? told ya!)... Anyway, there we got, after thirty minutes of steep hiking and perfect warming-up: the pied de voie, flat and comfortable between the bushes of boxwood and the jeunes chênes encore tendres et souples, like in a novel by Jean Giono. We started sometime close to 12:30 and cruised along the first three pitches of nice and fine V. The Futuna took the lead, then the J. and the Wallis climbed second in la foulée.

the comfy-ish second belay ; the promising third pitch ahead ; the beautiful view of the Loulou de Poméranie high in the sky!
No big surprise here, even though the rock regularly appeared to be less compact than expected, requiring a bit more time and prudence before grabbing, pulling or stepping up. All this "knock-knock! who's that?" game around each single dubious flake or chunk along the way didn't seem to disturb the lizards catching tan, but it sure made our progression slower. And talking about tan: due to the above-mentioned slow progression, our shoulders, elbows, noses and all other pieces of skin exposed to the sun got burnt in quite a guiri-gamba-sangria fashion. The soleil brille, the imprudence brûle! said an old Fwench ad. We reached the third belay before 14:00. The place was extremely comfortable, with a fantastic view, a lovely petit tapis de gazon to nurture the bare feet and some bushes to hide behind.

Wallis out of the third pitch, just on time for the photo shoot ; blue steel Futuna ; the well-deserved picnic on the way down.
Almost too good to be true, we paused and enjoyed the power of now**! Took the time to drink and take pictures before attacking the most-expected piece of meat: the short and final fourth pitch with its mighty overhanging V+ crux! Oooooh! It was even less than it sounds, just an awkward, counter-intuitive left hand hold with the correct (excellent) foot, and one could reach a beautiful right hand before pulling one's ass - and crawling one's way - up the hump to a welcoming slab, then onto a short petit dièdre. One would then suddenly be landing on a grassy slope ten meters below the summit and picture oneself as a groundhog taking a nap entre les rhodos en fleurs...

the West panorama from the summit of la Roche ronde, with the col de Port and the picturesque Saurat dans le fond.

Oh, the places you'll go! Oh, the lovely trail back home! Oh, the nice view from below the shade of the pines! and, of course: Ooooh, the rôti de porc tranché and the Saint-Nectaire fermier in the fougasse fraîche from the market, soft and farinée with the petit goût de four à bois! Carrying a bottle or flask of red wine on multipitch climbs is something we've been willing to do for a long time and we'd like to solemnly swear here that we shall eventually implement it someday! Time: now; place: here; signed: us.

sweet J. mastering the final crux of pitch four: with quite some style and few doubts!
Et voilà. The way back and down was easy and chatty, the drive back and down home, short. We recommend Pénélope to all enthusiast climbers who do not look down (nor get bored) on low grades, even though the plethora of routes in the area doesn't make this one a major local climb. An important point, though, is the possibility to walk back down to the sector in about fifteen minutes, instead of engaging in a long and pointless abseiling down; especially if you consider the presence of loose rock and fragile flakes that wouldn't need more than that to set free from material attachment and try to levitate like enlightened yogis...

the valley de la Courbière, feat. Rabat-les-trois-seigneurs and Surba.
This route is still a good option if you've climbed most "equivalent" Calamès' routes (Pilier des Cathares, Rio, Rioby and such...) or need an introduction to multipitch climbing with easy grades, generous equipment and low engagement. If you're looking for a good warm-up before going to Sinsat or the Dent d'Orlu, consider climbing Zigzag (90m, 6b) and the other few around, just further right: you'll appreciate (need?) an appetizer a bit more vertical, physical and technical, with no long run-outs yet but with more air between bolt and bolt. Avis à la copulation (90m, 6b), at Calamès, is just superb and rewarding!

Finally, we also warmly recommend Pénélope - of course - à tous les Ulysses de banlieue, to whom we wholeheartedly wish to enjoy this spécial' cace-dédi´!





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* it's almost unbelievable, but it's true: without much noise, with a spoonful of sticking-to-it-like-two-modafackaz and a good dose of everyday life, we just completed Un(t)raveling's 100th blog post, about two weeks before Un(t)raveling's two-and-a-half un-birthday... So let's face it: the end of 2015 and beginning of 2016 have been some sort of a blogging no man's land, but we promise (ooh, twice in the same post! risky risky...) to get our writing-shit together and settle back into a decent Un(t)raveling routine at once... You're warned, so stay tuned!


** my apologies to Eckhart Tolle, for I did it again: I re-re-mocked the Power of now. In my defense, at least this time I didn't made fun of the eagle's answer, high in the sky, to the "what time is it?" question... Ooops! See? It's just done that same thing as it did before! Wicked paralipsis trick!